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Vetada una charla de Marino Pérez en Málaga por negar que la hiperactividad sea un trastorno

El catedrático de Oviedo define el TDAH como un problema de comportamiento La cancelación se atribuye a padres de niños afectados

Marino Pérez. RICARDO SOLÍS

Marino Pérez Álvarez, catedrático de Psicología de la Universidad de Oviedo, ha sido vetado en unas jornadas sobre niños y adolescentes que iban a celebrarse en Vélez-Málaga. ¿La causa? Su tesis de que el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) no es una enfermedad mental sino un problema de comportamiento que debe ser corregido en los ámbitos familiar y escolar. Los organizadores de las jornadas aseguran que la censura del catedrático ha sido impulsada por asociaciones de padres de niños con TDAH, a las que achacan el haber inducido al Ayuntamiento de Vélez-Málaga y al Servicio Andaluz de Salud (SAS) a retirar el apoyo a esta reunión, lo que finalmente obligó a cancelarla.

"Es un ataque a la libertad científica y a la libertad de expresión", declaró ayer a LA NUEVA ESPAÑA Pedro Vega Vega, psicólogo clínico y coorganizador del evento junto a otra compañera de la Unidad de Gestión de Salud Mental del área sanitaria de Málaga-Axarquía. Ambos han puesto en marcha una recogida de firmas entre profesionales de diversos ámbitos que trabajan en el ámbito de la infancia y la adolescencia. El escrito que recaba los apoyos enfatiza "nuestro total rechazo a lo que consideramos una censura injustificable hacia una visión cualificada sobre los problemas infantiles".

Entre tanto, Marino Pérez expresó su extrañeza por lo sucedido. "Se prefiere el trastorno mental a la normalización de los problemas infantiles", subrayó a este periódico el catedrático de Psicología de la Personalidad, Evaluación y Tratamientos Psicológicos de la Universidad de Oviedo. Antes de incorporarse a la Universidad, Pérez ejerció como psicólogo clínico.

El TDAH suele ser descrito como un problema de salud mental de creciente incidencia entre la infancia. Acostumbra a darse a partir de los siete años, y está clasificado como un trastorno de conducta. Entre otros rasgos, los afectados muestran hiperactividad, impulsividad y dificultades para mantener una atención continuada sobre una única actividad.

El profesor Pérez se define a sí mismo como "una persona crítica con la concepción estándar del TDAH, sin por ello negar el posible problema existente". Es autor de artículo y libros sobre esta cuestión. Su último libro se titula "Más Aristóteles y menos Concerta®", una alusión al medicamento que con más frecuencia se prescribe a los diagnosticados de TDAH. Fue presentado el pasado mes de diciembre en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA.

En este libro, Marino Pérez plantea lo que denomina "una alternativa no patologizante" del trastorno de déficit de atención e hiperactividad: "Se trata de una concepción no clínica, en términos de estilo de personalidad y formas de vitalidad. Muestra cómo el diagnóstico reduce al niño a unos cuantos síntomas. De esta manera, toda una serie de características en sí mismas no patológicas, incluso ventajosas, como la vitalidad, la curiosidad, la creatividad y la 'inquietud', quedan convertidas en 'síntomas' y el niño en un enfermo".

En la perspectiva que abandera el catedrático, "el niño no queda como un 'trastornado' o 'enfermo', sino reconocido en sus cualidades y modo de ser". Aún más resumido: "Al cerebro de los niños diagnosticados de TDAH no le pasa nada".

La quinta edición de las Jornadas sobre Infancia y Adolescencia estaban programadas para el 9 y el 10 de mayo. Iban a celebrarse en el salón de actos del Hospital Comarcal de la Axarquía Vélez-Málaga. Pero ésta no era la primera idea. Inicialmente, las sesiones iban a desarrollarse en dependencias municipales, dado que siempre han sido apoyadas por la concejalía de Bienestar Social. Sin embargo, según explicó a este periódico Pedro Vega, el rechazo de los colectivos de padres de niños con TDAH se centró inicialmente en el Ayuntamiento, lo que obligó a una primera anulación de las jornadas. Más tarde, fueron trasladadas al hospital comarcal, pero la negativa del Servicio Andaluz de Salud impuso una segunda y definitiva cancelación del evento.

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