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La alta presión extractiva hunde el precio del bocarte cantábrico

El País Vasco acepta ahora reducir el número de kilos diarios que puede pescar cada barco, tal y como había defendido Asturias

Un marinero muestra la frescura de bocartes recién pescados. MARÍA FUENTES

Los 14 euros por kilo de bocarte que pagó hace cuatro años una conservera de Santoña por parte de las 13 toneladas de esa especie con tamaño de entre 28 y 34 piezas (granos, en el argot pesquero) por kilo constituyen un récord que parece difícil lograr batir algún día a la vista de la deriva que lleva la pesquería, marcada por la abundancia de pescado pero castigada por un hundimiento de los precios que ha obligado a reaccionar a los pescadores.

La alarma ha sonado esta semana en las rulas cántabras y vascas, que es donde se están concentrando en estos momentos las descargas de la especie: lotes de bocarte vendidos a 30 céntimos el kilo, un precio "irrisorio e indigno", según profesionales del sector, para un pez que goza de aprecio tanto en los mostradores de las pescaderías como por parte de la industria conservera para hacer anchoas.

La explicación a este desplome del precio del bocarte hay que buscarla, según el portavoz del colectivo asturiano de la flota de cerco, Eduardo Cueva, en la saturación del mercado; es decir, en la llegada a puerto de más pescado del que la red comercial puede absorber. Por la aplastante lógica de la ley de oferta y demanda, a más producto, menor precio.

El exceso de bocarte pescado, a su vez, está relacionado, según los profesionales asturianos, con la fijación de un tope diario de capturas "demasiado alto", en concreto 10.000 kilos por embarcación en el caso de barcos de más de doce tripulantes o más de 120 toneladas de arqueo (volumen) y 8.000 en los de menos de doce tripulantes o 120 toneladas. El criterio de los 10.000 y 8.000 kilos se tomó en contra de la opinión de la flota asturiana y, fundamentalmente, porque así lo quisieron los pescadores vascos. De siempre, los armadores regionales que van al bocarte han defendido, según Cueva, "pescar menos cada día para pescar durante más tiempo y evitar el colapso comercial y, en consecuencia, el deterioro de los precios".

La postura asturiana, que no ha cambiado en los últimos años, pasa por rebajar los actuales límites de capturas diarias a 8.000 y 6.000, kilos, respectivamente. Y finalmente esta opinión va a prevalecer, así sea solo porque el tiempo ha venido a dar la razón a los asturianos. Reunidos el miércoles en Gijón responsables de los colectivos profesionales que pescan bocarte del País Vasco, Cantabria, Asturias y Galicia decidieron pedir a la Secretaría General de Pesca la modificación de la ordenanza reguladora de la pesquería del bocarte para reducir los topes diarios de captura autorizados.

Eduardo Cueva admite que "parece raro" escuchar por boca de los pescadores el deseo de que se les limite en su actividad, pero justifica tal estrategia "por criterios de responsabilidad económica y sostenibilidad del recurso". Y es que, a sabiendas de que existe la posibilidad de pescar 10.000 u 8.000 kilos diarios de bocarte (según el tamaño del barco), los patrones apuran al máximo para conseguir traer a puerto el máximo permitido de capturas. Esto implica pocos miramientos en cuanto al tamaño de las capturas, algo contraproducente tanto para el precio (a menos calibre del bocarte, peor pagado será) como para el futuro de la pesquería dado que la captura de ejemplares que aún no han desovado compromete el relevo generacional de la especie.

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