La felicidad es lo más difícil de todo; la reconocemos por el ruido que hace al marcharse”. Carlos López-Otín, catedrático de Biología Molecular de la Universidad de Oviedo lo dijo esta tarde en un abarrotado Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA que se llenó de público para escuchar al científico, autor de “La vida en cuatro letras: claves para entender la diversidad, la enfermedad y la felicidad”, el libro que escribió en 28 días con sus noches recluido en una casa de Mallorca, a la que se retiró cuando sintió un “eclipse total” en su vida.

López -Otín, uno de los investigadores españoles de mayor relevancia internacional, habló de su libro y también relató la carrera de obstáculos en la que se convirtió su vida, hasta entonces muy feliz, cuando el pasado mes de junio, todo se vino abajo con la muerte de los ratones con los que su equipo llevaba años experimentando y realizando descubrimientos claves sobre el genoma y enfermedades. “Todo cambió de un día para otro; hasta ahora creo que tanto sufrimiento no ha valido la pena; yo nunca había sufrido tanto”.

López-Otín explica en el libro los secretos del origen de la vida, el genoma humano y la lucha incansable de la humanidad para vencer la enfermedad y lograr la felicidad en la tierra. También deja muy claro que el humanismo debe estar en la base de todo trabajo científico. “Nos van a superar las máquina, y tendrán sentimientos, yo quiero ser un Homo Sapiens Sentiens, no un Sapiens 2.0”, aseguró. El profesor anunció que su próximo libro será de Física y abogó por el ensamblaje de todas las ciencias para realizar descubrimientos. “Hoy una ciencia sola no puede hacer nada. Algunos proyectos del genoma de nuestro laboratorio los han hecho ingenieros del Campus de Gijón", recalcó.

También reveló que toda la situación vivida le ha generado una especie de “adicción a la soledad". López-Otín aludió a la dedicatoria de que García Márquez le hizo de “Cien años de Soledad”, cambiando “soledad” por “felicidad” y dando lugar a “Cien años de felicidad”. “Es increíble el cambio que pueden lograr unos trazos de rotulador, toda una técnica molecular en una dedicatoria”, indicó

"La piedra de Sísifo la tengo metida dentro. La felicidad es entrenable y aparece en cualquier rincón", aseguró el científico, que fue presentado por la bióloga María Manzaneque, vicepresidenta de la Asociación Nacional de Amputados de España (Andade).

López-Otín también habla en el libro del lenguaje del genoma humano y de descubrimientos asombrosos, como el de Watson y Crick, quienes revelaron que el origen de la vida se inscribe en la cadena de ADN mediante un código molecular de tan solo cuatro letras que designan cuatro componentes químicos: A de adenina, C de citosina, G de guanina y T de timina. El autor propuso su imperfecta fórmula de la felicidad y aseguró que más allá de los mensajes escritos en los genes hay otros lenguajes biológicos, dinámicos y fascinantes, que dependen de la interacción con el entorno y de los que estamos aprendiendo lecciones insospechadas. "Hay que ser muy valiente para sobrevivir. Muchos se han suicidado por lo mismo que me han hecho. Somos imperfectos. Es bueno que se vean las cicatrices. No sé si me recuperaré de mis cicatrices, si recobraré el Ikigai. Pero volverán a crearse historias de ratones y hombres", concluyó.