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"Llevo toda la vida detrás de la barra y escanciaba muy bien"

"Llevo toda la vida detrás de la barra, echando sidra. Ahora ya no, pero escanciaba muy bien", presume Maribel Alonso, para quien "la sidra lo es todo". Pero no sólo se ha dedicado a servirla, también a beberla porque no perdona una botella o dos todos los días para comer. Este amor por la bebida regional se lo ha inculcado a su hija, Patricia Collada. "Me crié en el chigre y con sidra, así que lo llevo en los genes", explica. Además, su abuelo, Ángel Collada, fue un conocido probador de sidra de Villaviciosa. Madre e hija, tras la barra del restaurante y sidrería La Tortuga, uno de los más emblemáticos de Tazones, reciben como "un honor" ser reconocidas como unas de las madres de la sidra. Conocen como pocas los secretos para maridar los mejores caldos con lo más exquisito de la mar, que tanta fama da a las cocinas de Tazones, donde diariamente se esmeran Maribel Alongo Gallego y Patricia Collada, que ha cogido el testigo de su madre en el negocio familiar. Ambas siguen mimando tanto la sidra como la gastronomía marinera.

Esta información ha sido elaborada por: I. PELÁEZ (Gijón), M. MANCISIDOR (Avilés), M. MENÉNDEZ (Villaviciosa), M. Á. GUTIÉRREZ (Avilés) y M. G. SALAS (Oviedo)

Son trece mujeres, trece chigreras, trece madres de la sidra. Y estos son sus nombres: Armandina Menéndez (Oviedo), Florinda Álvarez, Adamina Suárez y Begoña Álvarez (Las Regueras), María del Rosario Vitienes (Gijón), Maribel Alonso y Patricia Collada (Villaviciosa), Lola Sánchez (Avilés), Luisa Vallina (Langreo), Pilar Álvarez (Gijón), Pilar Canteli (Nava), Pilar Ramos (Gijón) y Zulima Acebedo (Villaviciosa). Todas ellas serán homenajeadas mañana (18.30 horas) en el llagar Trabanco, en Sariego, por toda una vida de dedicación y de defensa del caldo regional. El reconocimiento coincidirá con la presentación de la última cosecha de "sidra sobre la madre" de Trabanco. Una bebida elaborada según los métodos ancestrales: evitando el trasiego durante la fermentación y dejando el mosto reposar en las propias lías (borras) de la manzana.

Desde la barra o los fogones, estas hosteleras pelean cada día para que la cultura sidrera sea declarada Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco: "Es algo muy nuestro, no se nos puede escapar". Aseguran que la sidra "no es sólo una bebida", sino "una forma de vida" que une e invita a compartir. El escanciado, "un espectáculo", cultiva precisamente esa cercanía. Cada culín que se sirve es "un contacto directo con el cliente". ¿Y en la cocina? El caldo asturiano abre el apetito. Lo mismo, dicen, marida con un plato de pescado que de carne, de jamón o de queso. En casi todas las recetas casa la sidra, hasta en el postre.

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