Las entregas de leche de vaca en España encadenan seis meses de descensos, desde que se iniciase una tendencia a la baja el pasado mes de septiembre. La situación preocupa en el sector ya que el volumen de leche que las ganaderías venden a las empresas está ya por debajo de las registradas en el mismo periodo del año desde 2016.
La principal causa de la caída en picado de la producción son los bajos precios, que no contribuyen a fomentar los ordeños. Incrementar la producción supone aumentar los costes. Los ganaderos no están dispuestos a asumir riesgos en momentos de incertidumbre.
El precio medio por litro se encuentra "congelado" desde el mes de diciembre y se sitúa en unos 33 céntimos de media para el conjunto de España. Asturias continúa por encima, con 34 céntimos de media, debido en buena medida a la política que sigue Central Lechera Asturiana.
El número de empresas compradoras de leche que declararon entregas en febrero fue de 322, cuatro menos que en enero y catorce menos que en marzo de 2018. El número de ganaderos con entregas continuó a la baja, siendo de 13.483, casi un 0,5% y 65 menos que en el mes de enero y un 5,8% y 832 menos que un año antes. Casi un tercio (un 32,8%) de la leche de vaca producida se entregó a industrias de una comunidad autónoma distinta a la de origen, y un 67,2%, en la misma comunidad de producción.
El precio medio de la leche en la Unión Europea también bajó en el mes de febrero y no alcanzó los 34 céntimos. La tendencia bajista es global. En Estados Unidos el precio también disminuyó ligeramente en los meses de enero y febrero.
Algunas empresas ya han manifestado que no variarán sus precios en los próximos meses. Es el caso de las francesas Lactalis y Savencia, la alemana DMK, la sueco-danesa Arla, la británica Dairy Crest, la holandesa Friesland Campina y la italiana Granarolo.
