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La burocracia amenaza los teitos: exigen para su reparación facturas imposibles

Las ayudas para conservar las cabañas caen en el absurdo de requerir, entre otras cosas, justificante del material, que se recoge y no se compra

Braña de La Pornacal. LNE

La consejería de Cultura exige a los propietarios de teitos en Somiedo que presenten una factura de la escoba con la que van a cubrir las cubiertas de las cabañas. Esto refleja lo absurdo de la ley pues la escoba no se vende en ninguna parte, se recoge en el monte. Además, la nueva normativa obliga a aquellos propietarios que soliciten una subvención a título personal a presentar un proyecto y tres presupuestos. Algo también del todo imposible ya que es un trabajo que hacen los vecinos y ya son pocos los que conocen la técnica del reteitado. Estas son las trabas burocráticas que sufren los teitos por parte del departamento encabezado por Vicente Domínguez, siendo el mayor conjunto de construcciones de cubierta vegetal del occidente de Europa y uno de los principales reclamos turísticos de Asturias. Si bien, es la punta del iceberg de la falta de conservación de este patrimonio etnográfico, sin apoyo económico para su conservación de 2010 a 2016.

"Es una aberración total porque es el principal conjunto etnográfico de cubierta vegetal de Europa occidental y es un emblema de Asturias, afortunadamente no hay una campaña turística en la que no aparezcan al mismo nivel que el oso, por eso, este proceder para solicitar las ayudas, es incomprensible y pone los teitos en gravísimo peligro", advierte el Alcalde, Belarmino Fernández Fervienza (PSOE).

Según detalla, desde 1986 y hasta 2010 todos los años recibían una subvención regional de la consejería de Cultura, unos 90.000 euros anuales de media. El Consistorio, mediante un bando, anunciaba cada primavera la convocatoria abriendo un plazo para solicitar la ayuda. Para comprobar que los dineros públicos habían sido invertidos, el municipio remitía al Principado una memoria con fotos de cada una de las cabañas arregladas, así como las transacciones bancarias efectuadas, de más o menos 80 o 90 euros, indica el regidor.

La crisis económica del 2009 dejó la partida de ayudas a los teitos sin consignación presupuestaria hasta 2016, cuando recibieron un "pequeño" montante después de insistir mucho "pero era un avance y empleamos el mismo procedimiento". Y ahí fue cuando empezaron los problemas. Surrealismo rural. "Mandamos la memoria, eran un total de 180 cabañas, con todas las fotos individuales y los recibos de las transacciones bancarias, como habíamos hecho siempre, pero nos dicen que con eso no es suficiente y que tenemos que enviar también facturas de los materiales y de la mano de obra. Aquí es donde entra el absurdo: ¿cómo vas a hacer facturas o cuantificar la escoba que se corta en el entorno de las cabañas? Y tampoco se puede hacer una factura del trabajo que hacen los vecinos para arreglarlas, es una actividad cotidiana y ancestral", sentencia el Alcalde.

Así es que la consejería de Cultura inició el expediente para la devolución integral de las subvenciones, que volvió a pedir en 2017. Aunque nunca se llegaron a reintegrar porque el Ayuntamiento inició un recurso por vía administrativa para reclamar que se modifique el procedimiento de ayudas a los teitos por ser una labor ancestral que se realiza entre los vecinos con los materiales que ofrece el entorno, entre ellos la escoba. Un recurso que sigue sin resolución. "Incomprensiblemente en la Consejería no lo entienden, hay una incompetencia manifiesta de los técnicos de Cultura, que no comprenden lo que son los teitos ni lo que supone su mantenimiento". Fernández critica duramente que se otorguen grandes ayudas a museos y sean "incapaces de mantener el mayor conjunto etnográfico".

Además, según indica Alfonso Menéndez, presidente del colectivo recién nacido en defensa de los teitos, "Natural Roof Association", en la actualidad si un propietario pide una ayuda a título personal, deberá presentar un proyecto y tres presupuestos. "Es lo que exige la Ley pero no tiene ningún sentido", añade.

Y en esa misma línea opinan propietarios de cabañas de teito como Adriano Berdasco, de Villar de Vildas: "Somos los babayos mayores del mundo porque tenemos un joya y no hacemos nada por ella, me cabrea muchísimo porque es una herramienta turística bárbara pero nos dedicamos a hacer mamotretos de museos", afirma. Y cree que esta situación nace de los complejos hacia lo rural, por ello llama la atención a los políticos y dice que "no pueden dejar abandonado este patrimonio". También Óscar Feito, de La Peral, crítica el procedimiento. "¿Cómo vamos a presentar un proyecto si es un trabajo que se hace entre los vecinos? Y, por supuesto, no tiene sentido presentar tres presupuestos, la escoba es un material que se recoge en los alrededores. En vez de ayudar, obstaculizan", opina.

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