Vicente García Riestra, nacido en Pola de Siero en 1925, y ultimo superviviente del campo de concentración de Buchenwald en la II Guerra Mundial, ha fallecido hoy en el hospital francés donde estaba ingresado.

Riestra llegó al campo de concentración alemán tras ser capturado cuando espiaba para la resistencia francesa. Nacido en Pola de Siero, siendo un niño su familia se trasladó a vivir a Noreña y fue en la Villa Condal donde les golpeó la Guerra Civil. Su padre, Gregorio García Lavilla, fue fusilado el 4 de marzo de 1938. Dos años más tarde, con la entrada de las tropas franquistas en la Ciudad Condal, se vio obligado a cruzar la frontera con Francia, apenas con una manta para taparse que aún conserva.

"-En Francia vivíamos en un campo de refugiados. No estábamos muy bien considerados y lo pasamos fatal. Me uní a la resistencia, como la mayoría de los españoles republicanos en el exilio. Eso hizo que me tuvieran en mejor estima. Hacía de espía hasta que me agarró la Gestapo", contaba en una entrevista a LA NUEVA ESPAÑA.

En el país galo se convertiría en miembro activo de la Resistencia en plena Guerra Mundial, realizando labores de espionaje. Y por esa tarea sería arrestado por la Gestapo, condenado a pena capital e internado en el campo nazi de Buchenwald, donde esperó la llegada misericorde de la muerte durante 15 meses, "cada día". Pero la liberación llegó antes que la parca, Vicente sobrevivió para contarlo y a día de hoy es el último español vivo de aquellos horrores. Desde entonces, García Riestra dedicó lo que le quedaba de su vida (ya longeva, y cuando nadie daba mucho por ella, con 28 kilos de pellejo y hueso constatados por las tropas norteamericanas en 1945), a divulgar lo que les pasó, a él y a otros, "para que los jóvenes sepan, para que nunca más se vuelva a repetir aquello".

"Al llegar nos dieron el uniforme y la matrícula", relataba con sorna Vicente García . "Conservé siempre este pantalón, la parte de arriba la tiré desde el tren tras la liberación porque estaba podrida", confesaba en una charla a unos jóvenes asturianos del IES Feijoo de Gijón en 2018.