Más del 15 por ciento de las familias atendidas por Cáritas en 2018 tenían a alguno de sus miembros trabajando, lo que significa que tener trabajo no se traduce en salir de la pobreza y el riesgo de exclusión. Pero además se está produciendo una cronificación, según se interpreta del hecho de que del total de hogares que reciben ayuda de esta ONG, el 41 por ciento lo hace desde 2017. En la mayoría de ellos hay menores y una parte importante también son monoparentales.

Estos son algunos de los datos que figuran en la memoria de Cáritas Asturias correspondiente a 2018, cuando esta organización ayudó a 5.130 familias, de las que 787 tenían a alguno de sus miembros trabajando; otras 1.299 cobraban el salario social; 808 no recibían ninguna prestación y 2.258 tenían ingresos como subsidios y pensiones bajas.

La ONG indica también que 1.967 familias solicitaron el año pasado ayuda por primera vez, unas 200 más que el año anterior. De ellas, 887 eran familias inmigrantes.

Alimentos, luz y agua

"La combinación de menos familias atendidas en total cada año y más familias que llegan por primera vez, revela que la exclusión social y la pobreza monetaria no están erradicadas de nuestra región, sino que se ha hecho parte de nuestra sociedad", advierte Cáritas en su informe anual.

El 73% de los hogares atendidos recibieron ayudas orientadas a la alimentación, además de acciones de consumo para aprender a reducir gastos.

Cáritas dedicó más de 105.000 euros al abono del alquiler, la comunidad e hipotecas de 314 familias, y más de 64.000 para pagar suministros, como el agua y la luz.

La ONG cuenta con 1.739 voluntarios y 112 trabajadores en Asturias.