El corazón de Alfredo Pérez Rubalcaba se apagó llevándose consigo el amor por Llanes que latía con fuerza en la vida del que fuera vicepresidente con el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Durante 25 años veraneó en la misma casa, con las mismas personas, visitando la misma playa, comiendo en la misma mesa del mismo chiringuito, jugando las mismas partidas de mus en los mismos locales y visitando los mismos sitios. Así hasta el último verano, en el que, una vez más, se dejó ver sonriente por Llanes, departiendo con mucha gente. Y disfrutando mucho de la playa.

A quien fue el socialista con mayor mando en partido, candidato a la Presidencia del Gobierno de España, le gustaba aprovechar las vacaciones para convertirse en un hombre rutinario, de costumbres, y así alejarse del caos en que se solía convertir la vida de los primeros espadas políticos. Así las cosas, la "ruta Rubalcaba" era bien corta: incluía las localidades de Posada, Niembru, Celoriu, Nueva y Los Carriles.