Unos 3.300 enfermeros se han examinado a las once de esta mañana en Gijón para un concurso-oposición en el que están en juego 499 plazas fijas del Servicio de Salud del Principado (Sespa). La tasa final de presentados se ha aproximado al 61 por ciento. Al igual que hace dos semanas en la prueba de auxiliares de enfermería, entre un 85 y un 90 por ciento de candidatos son mujeres.

Minutos antes del inicio de la prueba, algunos de los aspirantes apuraban un último café estimulante en los chiringuitos anexos a los pabellones del recinto ferial "Luis Adaro". La media de edad de los opositores puede situarse en los treinta y pico, inferior a la de hace dos semanas de auxiliares. Los que tienen más puntos por servicios prestados como interinos se alegraron al saber que la nota de corte se situará en un 5, la mitad de la puntuación máxima. Los opositores disponen de dos horas para responder 95 preguntas (15 de ellas de reserva).

En ese clásico día soleado y ventoso de Gijón, ha acudido al examen más gente en coche que en las pruebas anteriores, en las que los medios públicos fueron más utilizados. Los opositores se acercaban a las aulas leyendo las instrucciones que figuran en las "tarjetas de embarque" (acreditaciones descargadas a través de internet). "Pensé que iba a haber más gente, también te lo digo", decía una opositora a otra.

Mercedes Casielles trabaja de enfermera en el ERA, y María Suárez en el Hospital de Cabueñes, de Gijón. Aseguran que vienen sin grandes expectativas, más bien a probar suerte. "Mucha gente dice que no ha estudiado nada, pero es mentira; han estudiado como locas", coinciden. "Dicen que quieren que nazcan niños, pero en la práctica es muy difícil trabajar, conciliar y, encima, preparar oposiciones", apostilla Maria Suárez.