Los docentes asturianos hemos cerrado una legislatura no del todo estéril, en la que la reversión de los recortes que hemos sufrido ha sido importante. Cabrían en el haber de estos cuatro años la recuperación de la paga extraordinaria eliminada en 2012 o el restablecimiento de la jornada lectiva y complementaria en los cuerpos de Secundaria, entre otros logros, pero el camino que queda por delante incluye aún un extenso catálogo de compromisos incumplidos por la Administración y mejoras laborales pendientes, como la equiparación salarial del profesorado asturiano, situado en la cola más absoluta de las retribuciones de los docentes en el país. De entrada, el Principado desoye de manera vergonzante el compromiso adquirido con ANPE en 2009 de equiparar el desarrollo profesional al del resto de los funcionarios mediante el reconocimiento del derecho al segundo nivel de carrera profesional. Tenemos pendiente la reducción de la jornada lectiva para los maestros a 23 horas semanales, la cobertura de las sustituciones desde el primer día de baja o el complemento por las funciones específicas de formación bilingüe o tutorías, así como la reducción de jornada para mayores de 55 años y la minoración de la elevadísima tasa de interinidad mediante amplias ofertas de empleo público.
