La dulcería de Salas y de toda Asturias ha perdido hoy un "trocín" de su historia. La que aportaba Marichu Llavona Fernández -de nombre de pila, María Teresa-, sobrina y continuadora de quien capitalizara en la región la venta de unas populares pastas de avellana conocidas como "Carajitos del profesor". La mujer ha fallecido hoy a los 85 años y su funeral tendrá lugar mañana por la tarde en la Colegiata de Salas.

Nacida en Oviedo, Marichu Llavona se trasladó en los años de posguerra a Salas donde su tío, Rafael Fernández, "Falín el profesor", que era músico, repostero y comerciante, regentaba con su hermana el negocio hostelero abierto por su padre, Pepín Fernández. Es en Pepín Fernández, hace un siglo, donde está el origen de los "carajitos", instituidos en su negocio "La Casa del Profesor" como un acompañamiento que cogió fama. Marichu Llavona se sumó enseguida a la actividad familiar que tenía un gran puntal en la confección y comercialización de esos dulces de avellana. "Yo empecé muy niña, cuando había que machacar las avellanas en el mortero, batir las claras a mano€ Pero se pasaba muy bien; eran reuniones de trabajo y de tertulia, de familiares y de amigos. Se contaban muchas cosas, se cantaba, se tocaba el acordeón€", recordó en cierta ocasión la fallecida para las páginas de LA NUEVA ESPAÑA.

El negocio continuó durante años en las manos de los hijos del fundador y tras la muerte de Falín fue su sobrina Marichu quien tomó las riendas del negocio, el cual se trasladó a otro local, y entonces sí se registra la marca para distinguirse de las "copias" que empezaban a elaborarse. Al frente de la confitería los "Carajitos del profesor" estarán a partir de ahora sus hijas.