Cuatro pilares reparados, otros tantos en fase de arreglo y los demás esperando a que llegue su turno. El Ministerio de Fomento está sometiendo al viaducto de Somonte, en la Transcantábrica (A-8), a su paso por Gijón, a una auténtica "operación de cirugía", una "reconstrucción" para "rejuvenecer" sus pilares, que presentan deficiencias en su revestimientos de hormigón, lo que deja al aire buena parte de su estructura metálica.
No es tarea fácil. Los trabajos comenzaron en marzo, después de que el consejero de Infraestructuras, Fernando Lastra, intercediera ante el Ministerio para acelerar el inicio de las obras. Porque, en un primer momento, Fomento no contemplaba la reparación del paso elevado gijonés, al considerar que había pasado con nota todas las revisiones. De hecho, un portavoz del Ministerio, a preguntas de LA NUEVA ESPAÑA, había insistido en agosto de 2018 en que todos los viaductos y puentes de la Red de Carreteras del Estado en Asturias con más de tres metros de luz, incluido el de Somonte, habían sido inspeccionados en los cinco años anteriores. El departamento que capitanea José Luis Ábalos quiso despejar todas las dudas: aclaró que realiza periódicamente en sus "obras de paso" (puentes y viaductos) inspecciones de tres tipos para conocer al detalle su estado de conservación.
El Ministerio acomete "inspecciones básicas o rutinarias", gestionadas desde cada servicio provincial de conservación, y efectuadas por el personal encargado del mantenimiento de la carretera, con el objetivo es detectar lo antes posible fallos que podrían originar gastos importantes de conservación o reparación si no son corregidos a tiempo. También impulsa "inspecciones principales", gestionadas de forma centralizada y realizadas por personal especializado para la determinación minuciosa, de forma visual, del estado de los deterioros de los elementos. Y ejecuta, por último, "inspecciones especiales", gestionadas de forma centralizada y realizadas con todo tipo de equipos especiales y personal especializado para estudiar en detalle las patologías estructurales, y elaborar informes de estado o proyectos de reparación de la obra.
Algunos usuarios venían advirtiendo desde hacía tiempo sobre la necesidad de intervenir en el viaducto de Somonte por el estado de los pilares, en los que parte del hormigón se había desprendido. Las quejas y el temor a males mayores se incrementaron notablemente tras el derrumbe, el pasado mes de agosto, de un puente similar en Génova, que derivó en 43 fallecidos. Incluso la ahora diputada electa por Asturias y vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, solicitó entonces un informe sobre el viaducto. Y varios ingenieros resaltaron que, aunque el puente no presenta riesgo alguno para los usuarios, sí resulta conveniente atajar la corrosión.
Toda esa presión surtió efecto y en septiembre Fomento empezó a estudiar qué obras eran necesarias para atajar el deterioro del viaducto. Los trabajos previos de desbroce y limpieza comenzaron ya ese mismo mes, aunque la colocación de los andamios junto a los pilares se retrasó hasta marzo.
Este periódico intentó ayer conocer la inversión prevista y la duración de los trabajos, pero no obtuvo respuesta de Fomento.
