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Las hijas de la anarquía vuelven a Colloto

Amelia Kaplan y Dorita Olay, descendientes de Maximiliano Olay, referente libertario en Norteamérica, retornan al lugar del que es oriunda la familia

Maximiliano Olay tenía apenas 21 años cuando, en 1914, emigró a Cuba desde su Colloto natal. De ahí pasó a Tampa (Florida, EE UU) para trabajar en una fábrica de tabaco, en la que abrazó el anarquismo. Cuando murió, en 1941, se convirtió en un mito del movimiento en Estados Unidos. Ayer, su nieta, Amelia Kaplan, y su sobrina, Dorita Olay, retornaron a Colloto para recordar una historia familiar que incluye también a un escritor de la generación "beat", y dejar constancia de ese legado en un documental.

La historia de la familia es material propicio para una saga literaria. Tras un tiempo en Tampa, Olay sería deportado de nuevo a Cuba bajo la consideración de "anarquista peligroso". No tardaría en retornar a Estados Unidos, instalándose en Chicago. Hombre cultivado, escribía artículos en destacadas publicaciones anarquistas, en ocasiones usando el seudónimo "Onofre Dallas". Con el estallido de la Guerra Civil, se convirtió en el representante en el país de la organización CNT-FAI. A su muerte, en 1941, era un referente para los anarquistas del país norteamericano, tanto a nivel de compromiso como por su talla intelectual, que quedó plasmada en el libro "Mirando al mundo".

El hijo de Maximiliano, Lionel, heredó su pasión por las letras, aunque no su vocación política: fue un escritor de la generación "beat", que se relacionó con figuras como Henry Miller, Aldous Huxley y, especialmente, Hunter S. Thompson, a quien le unió una gran amistad y una admiración mutua. Hombre de su tiempo, Lionel Olay también se dejó llevar por el auge de las drogas alucinógenas, lo que lastró su matrimonio con la cantante Ruth Olay.

De esa unión nació Amelia Kaplan. "Los dos tenían una vida muy complicada. Cuando se divorciaron, se creó un muro con mi padre, que después se volvió a casar. Mi madre era muy buena cantante, tenía mucho éxito en aquella época y estaba muy centrada en su carrera, y yo me crié con otros familiares. No sentía que tuviese una familia", explica.

Cuando murió su padre, la adolescente Amelia Kaplan tenía sentimientos encontrados: por un lado sentía una fascinación natural hacia él; por otro, indiferencia, al constatar cómo se había desentendido de la familia tras el divorcio. "Nunca nos mandó dinero ni nada. Tampoco debía de tener muchos medios. Su máxima aspiración era ser escritor freelance. Recuerdo que publicaba artículos en 'Cavalier', una revista erótica del estilo de 'Playboy'. Yo leía aquellos artículos, tenía que andar buscándolos entre todas aquellas fotos que evitaba ver. Pero eran muy buenos", relata.

Esa fascinación latente por su padre se hizo extensiva a su abuelo cuando la secretaria de la Escuela Secundaria, al ver su apellido original -el que mudó tras casarse siguiendo los usos norteamericanos-, lo asoció al mítico anarquista. "¿Eres familia de Maximiliano Olay?", le preguntó. "Sí". "Pues mi padre era amigo suyo". Aquella secretaria acabaría regalando a Amelia Kaplan una copia de "Mirando al mundo", y la joven comenzó a buscar a sus parientes, dando con el rastro de un hermano de su abuelo instalado en Venezuela.

"Pasamos por los caminos verdes una noche de San Juan". Siete décadas después de abandonar esa España gris de la autarquía, Dorita Olay aún recuerda esa noche en la que, como explica, salió del país por esos "caminos verdes" que atravesaban los Pirineos. Era 1947, y ella era apenas una adolescente. Su destino era Francia, aunque apenas un año después se trasladaría con sus padres a Venezuela. Allí la encontró Amelia Kaplan hace unos años.

Las dos mujeres se han reunido varias veces desde entonces, y mantienen un contacto permanente. Semanas atrás se reencontraron en Barcelona, donde Dorita Olay pasa una temporada con unos familiares, mientras la situación en Venezuela se clarifica. "Me acuerdo de Venezuela cada vez que voy al automercado y veo toda esa fruta. Están allí mi hija, ni nuera y mi nieta; estamos mirando a ver cómo podemos traerlas", relata.

Ayer, Amelia Kaplan y Dorita Olay retornaron a Colloto, la cuna de su familia. Lo hicieron invitadas por los cineastas Sergio Montero y Alfredo Sánchez, que preparan el documental "Exiliados". En los jardines del Llar, en el Llagar de Colloto, las dos mujeres se reunieron con Alfredo Sánchez y con el también cineasta Luis Argeo, figura de referencia en el audiovisual centrado en la emigración asturiana y española a Norteamérica, quien ejerció de entrevistador para su pieza dentro del documental, en la que cuentan la historia de la familia Olay. Una saga que, como recordaba Dorita Olay, comenzó hace ya un siglo muy cerca de allí, "en una pequeña casa cerca del puente romano".

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