A las seis de esta tarde se inició la misa de funeral por el asturiano Juan Antonio Menendez, obispo de Astorga, en la catedral de la ciudad leonesa. La capilla ardiente estaba emplazada en el Seminario. En una tarde ventosa, el cortejo fúnebre recorrió los pocos cientos de metros que separan este edificio de la catedral. Presidió el funeral Jesús Sanz Montes, arzobispo de Oviedo, quien se mostró muy afectado durante la visita a la capilla ardiente: en un mismo día perdió a dos sacerdotes amigos de la misma promoción (el otro es Herminio González Llaca, párroco de San Lorenzo, Gijón).

Desde Oviedo llegaron María Eugenia Moro y Tino Fuente, que hicieron amistad con el fallecido en las peregrinaciones con enfermos al santuario de Lourdes: "Tenia un corazón enorme y una humildad impresionante", subrayaron. "Teníamos previsto venir a verle a Astorga y fíjate para qué hemos venido". Mercedes Muñiz, también ovetense, estaba afectada: "Confirmó a mis dos hijos en la parroquia de la Sagrada Familia, de Ventanielles".

El cardenal Antonio Cañizares, arzobispo de Valencia, declaró a LA NUEVA ESPAÑA: "Fue un gran pastor que se desvivió por todos y llevó la Iglesia muy dentro". Entre los concelebrantes figura el Padre Ángel, quien señaló que Juan Antonio Menéndez celebró misa en su parroquia de San Antón, y en Asturias "colaboró mucho con la Cruz de los Ángeles". A su juicio, el sacerdote asturiano "ya está arriba, y es de la que nos van a proteger".

Durante la homilía concelabrada por 31 obispos y vicarios generales, el Arzobispo de Oviedo Jesús Sanz Montes destacó la disponibilidad "grande y generosa" de Menéndez "para acompañar a los pobres de tantas pobrezas desde la Comisión de Migraciones que presidía, y desde la Comisión de ayuda a las víctimas de abusos de menores". "No rehuyó la cruz que supuso su entrega, por más que esto haya pagado el alto precio de un desgaste y sufrimiento que le ha costado la vida. No pocas veces hablábamos por teléfono y me pedía oraciones, ánimo y cercanía fraterna cuando arreciaban persecuciones bien organizadas con estrategias calculadas", sentenció el Arzobispo haciendo hincapié en que Menéndez "jamás tiró la toalla ni se bajó de la cruz, y hasta el final dio a quien quisiera verlo y escucharlo, el supremo testimonio del amor a Dios".

Astorga despide emocionada a su obispo, el sacerdote asturiano Juan Antonio Menéndez

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