El debate celebrado ayer entre los candidatos a presidir el Principado en la televisión pública asturiana se convirtió en una "guerra" a la libanesa": todos contra todos. Y eso que coincidieron en algunas de las cuestiones fundamentales para la región. Todos prometieron acabar la variante de Pajares, luchar contra la despoblación, mejorar las conexiones aéreas, y apoyar al sector industrial. Las discrepancias están, sobre todo, con la fiscalidad: los candidatos de centro y derecha anuncian bajadas de impuestos. Y en la cooficialidad de la lengua asturiana: los partidos de izquierdas dicen "sí", y los de derechas, "no".

El candidato de Ciudadanos, Juan Vázquez, por sorteo, abrió el fuego, anunciando, si alcanza el gobierno, un "cambio de rumbo" en la política asturiana, abandonando "el pesimismo" al que han conducido "31 años de gobiernos del PSOE" y buscando una legislatura de "pactos" y "soluciones" para los problemas de Asturias. "Es imprescindible que llegue el AVE", dijo. "La Variante ha costado tanto como el canal de Panamá", criticó. Defendió un área metropolitana basada en "proyectos compartidos" y que sea "efecto tractor" también para las alas.

Barbón tiene clara su primera medida: reclamar ante la Unión Europea un "arancel medioambiental" para acabar con la "desigualdad" a la que se ven abocados los productos industriales asturianos con respecto a los de países con normativas más laxas en materia de emisiones contaminantes. Destacó que muchas infraestructuras, como la Variante, se están ejecutando gracias a que el Gobierno de Pedro Sánchez, acabó "con el parón del PP", y reclamó "voluntad política" para impulsar el área metropolitana.

La transición energética y la "grave situación" que generará en Asturias es también la prioridad para la cabeza de lista de IU, Ángela Vallina. Alertó de que "no será justa si es exprés" y acusó al PSOE de haber ido "más allá" de las exigencias de la UE para ser "el primero de la clase", sin tener en cuenta "el grave peligro para la industria asturiana". Pidió eliminar el peaje del Huerna y acabar con el hecho de que Asturias sea "la comunidad más aislada" y "peor comunicada" de España.

"Romper con la Asturias sin futuro" con una rebaja de impuestos que generará "inversiones y empleo", es la prioridad de la candidata del PP, Teresa Mallada, quien prometió "escuchar a los ciudadanos" y suprimir impuestos como los de Sucesiones y Patrimonio. Acusó al PSOE de gobernar mediante la "improvisación" y las "ocurrencias" y prometió llevar la banda ancha a toda la región.

"Nuestra primera medida será impopular entre quienes están en este debate", señaló la candidata de Podemos, Lorena Gil, porque será "reducir los salarios de los altos cargos y de los diputados", que hace cuatro años "se los subieron mientras la sociedad asturiana sufría aún los rigores de la crisis". Prometió luchar contra las "redes clientelares, la corrupción y el despilfarro", y defendió la gratuidad de todas las fases educativas, incluida la Universidad. Acusó al PSOE de no haber desplegado "ni un centímetro de fibra óptica en siete años".

"Romper la inercia" del PSOE, bajando impuestos y destinando los ingresos "en los servicios sociales, no en chiringuitos, ni en redes clientelares", fue la primera promesa de la candidata de Foro, Carmen Moriyón, quien anunció la supresión del Impuesto de Sucesiones. Apoyó el área metropolitana, pero "respetando las competencias municipales". La mejora de la red de cercanías, "abandonada" de forma "sonrojante" durante los últimos 30 años fue otra de sus promesas.

"Cambiar la mentalidad de Asturias después de 31 años de socialismo", prometió el candidato de Vox, Ignacio Blanco, quien pretende imbuir Asturias de la "mentalidad del autónomo" (él lo es). Arremetió contra Barbón al anunciar que no aceptaría a nadie con un currículum como el suyo fuera de la política, que ejemplificó mostrando un folio en blanco. Y señaló a Francisco Álvarez-Cascos como responsable de haber entregado el gobierno al PSOE en las dos ocasiones en que la derecha pudo gobernar en Asturias.