Indudablemente estarán de acuerdo conmigo cuando les digo que los tiempos cambian... y con ello también lo hacen los servicios que la sociedad demanda, y que sin duda los profesionales debemos atender. Y entre ellos haciéndose un eco importante entre corrillos de mujeres se empieza a hablar abiertamente de los blanqueamientos de nuestras zonas íntimas, incluyendo la vulva y el ano. Hace unos años solo era conocido entre hombres homosexuales y sin darnos cuenta lo posicionamos solo como un servicio para ellos. Hasta que a alguien se le encendió afortunadamente la bombilla y dijo en alto: ¡Yo también quiero!

Y así es como hoy en día podemos hablar del blanqueamiento vulvar, un nuevo tratamiento estético muy demandado en Estados Unidos y que se está extendiendo rápidamente por Europa, existiendo cada vez más personas que piden información sobre ello, por lo que hoy he decidido hablar sobre el tema. Y estaréis pensando en qué consiste esto de blanquear la zona anal y vulvar... y sobre todo para qué... Pues para intentar alcanzar un color más rosado, que recuerda más a los genitales de la juventud y además evitar que esa pigmentación llegue a las zonas de las ingles, la cual es visible simplemente con la ropa de baño, por ejemplo.

Si nos ponemos a repasar los dos factores que más afectan al oscurecimiento de los genitales os digo que son la raza y el fototipo de piel, siendo mayor cuanto más oscura sea la piel de la que partimos.

Otros factores pueden influir en el oscurecimiento de la zona de forma menor como son las irritaciones y traumatismos repetidos, el uso de prendas ajustadas, mantener una mala higiene (sobre todo por el hierro de la menstruación), sin olvidarnos de la siempre predisposición genética, cambios hormonales, envejecimiento cutáneo, embarazos o exposición solar de los genitales.

Os cuento también que existen distintas opciones terapéuticas para conseguir un blanqueamiento; un ejemplo es el láser que resulta relativamente indoloro, ya sea utilizado de manera aislada o en combinación con los peelings, consiguiendo un aclaramiento de la zona. ¿Un peeling vulvar? Sí, lo que estáis leyendo es cierto, al igual que los hacemos en axilas o en la cara, es posible también su aplicación en la medicina estética ginecológica.

Los resultados que podemos obtener del tratamiento son variados dependiendo de cada paciente, por lo que una valoración individual es necesaria para no generar falsas expectativas.

Además, como siempre os digo, lo importante es prevenir, y como a ninguna nos gusta que esa pigmentación vaya en aumento os dejo unas sencillas recomendaciones para evitarlo: evita el uso de prendas ajustadas, ya que hacen que se produzca un roce continuo que estimula la hiperpigmentación, es preferible el uso de tampones vaginales o la copa vaginal durante la menstruación, para que la zona no esté en contacto con la sangre, y protege la zona genital de la exposición solar, sin olvidarte de ello durante las sesiones de rayos uva.

En definitiva, que la medicina se vuelve cada vez más detallista con nosotras y no quería dejar pasar la oportunidad de hablar abiertamente de algo tan íntimo y aunque solo estético, importante para muchas mujeres. Con ello deseo que muchas cosas dejen de ser un tabú, como esta, y que lejos de evitar temas de conversación siempre nos abramos a lo contrario, ya que con ello todos y todas aprenderemos.

Para más información: Ginecología Cristina Argudo