El ladrillo ha arrasado con todo en la costa española, pero aún quedan hábitats naturales sin alterar. Greenpeace ha realizado una selección de diez de las playas naturales más amenazadas por la urbanización masiva en la costa: las playas de Gaspar (Barcelona), Cala Mosca (Alicante), Playa Margalida-Playa Son Real (Islas Baleares), Playa de la Cola (Águilas, Murcia), Playa de El Palmar-Castilnovo (Cádiz), Playa Matas Blancas (Fuerteventura, Las Palmas), Praia de Liméns (Pontevedra), Playa de Tranqueru (Asturias), Playa Rosamunda (Cantabria) y Playa de Azkorri (Euskadi).

Según el informe "A Toda Costa 2019", elaborado por la organización ecologista en colaboración con el Observatorio de la Sostenibilidad, el 22,2% de los hábitats naturales de la costa española se ubican fuera de las figuras de protección de la naturaleza. El estudio pone este año el foco en las áreas naturales que todavía quedan en la costa española tras la urbanización masiva de las últimas décadas y en las amenazas que enfrentan. En total, en España hay 519.000 hectáreas (5.190 kilómetros cuadrados, una superficie ligeramente superior a la de La Rioja) de ecosistemas de gran valor pero carentes de protección, de los que un 56,9% han sido catalogados de interés comunitario por la Unión Europea y un 28,8% como prioritarios para su conservación.

Las comunidades cuyos ecosistemas desprotegidos experimentan mayor presión humana son Catalunya, Comunitat Valenciana, Andalucía y Euskadi. Es curioso el hecho de que la mayor proporción de ecosistemas costeros desprotegidos se da en la costa norte (Asturias, Cantabria, Galicia y Euskadi). En muchos casos, se trata de hábitats seminaturales ligados a actividades agrarias tradicionales, pero que también albergan una gran extensión de hábitats calificados por la UE de interés comunitario y prioritarios para su conservación. Por todo ello, señala el informe, estas regiones tienen todavía mucho trabajo por delante.

Playa de Tranqueru

La playa de Tranqueru, en Gijón, es una de las playas en peligro. Aunque la costa de Asturias cuenta con una baja tasa de urbanización en comparación con otras comunidades autónomas también tiene una superficie de hábitats costeros protegidos muy escasa, pese a su gran valor natural y paisajístico. El entorno de Gijón ha sufrido una importante urbanización y cabe esperar que siga esa tendencia en el futuro, por lo que si no se reconoce el valor de dichos ecosistemas corren el riesgo de sucumbir al ladrillo. La playa del Tranqueru es un ecosistema de gran valor natural y paisajístico que merece ser conservado para el futuro. (Aquí puedes consultar qué playas asturianas tiene bandera azul)