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Dos meses sin ataques del lobo: los ganaderos de Somiedo dan con la solución

Dueños de explotaciones caprinas han dispuesto un acotamiento de 17 hectáreas electrificado: "Ni un problema más, funciona de maravilla"

Borja Riesgo, Jacinto Arias, Cristian Cobrana y Victorino Cabo delante del cercado de El Rozo (Somiedo). S. ARIAS

Los ganaderos de cabras de El Valle (Somiedo) están encantados con la marcha del pastoreo en lo que va de primavera y verano en El Rozo. Y todo porque desde hace dos meses no han perdido ni una sola cabra por los ataques de fauna salvaje gracias al cercado electrificado que han dispuesto en colaboración con el Parque Natural de Somiedo y el Ayuntamiento. Una manera de proteger las reses al tiempo que permitirá un ciclo de ganadería combinada, es decir, una vez que las cabras coman todo, el espacio servirá como pasto para el ganado bovino.

"Antes estabas toda la noche pensando si las llevaría y ahora presta venir a verlas porque sabes que las dejas aquí y no las pierdes, que van a estar", señala Borja Riesgo, ganadero de 18 años. En el cercado electrificado conviven alrededor de doscientas cabras de varios ganaderos del pueblo, acompañadas por cuatro perros mastines que las protegen. Y lo mismo piensan los ganaderos de siempre como Victorino Cabo, quien hasta hace dos meses se levantaba todos los días mirando a la peña a ver si estaban los buitres, símbolo de la presencia de cadáveres. "Es un descanso", dice.

Los ganaderos de cabras de El Valle estaban ya a punto de abandonar la labor, cansados por las constantes pérdidas de animales. "Se les ocurrió hacer un cierre para disminuir los daños", explica Fernando Alonso, director del Parque Natural de Somiedo. A él le pidieron la colaboración y, a través del servicio de Montes, se instalaron las estacas y el cierre, de un metro y medio de altura y con cinco cables electrificados, creando un espacio acotado de 17 hectáreas y más de 1.800 metros lineales de cierre. Pero en los primeros días hubo pérdidas. Y los ganaderos se dieron cuenta de que los animales salvajes se colaban entre los cables.

Así es que solicitaron la ayuda del Ayuntamiento, que compró la malla para cerrar la instalación y fueron los propios ganaderos los encargados de colocarla. "Desde ese día ni un problema más, funciona de maravilla y ya no hay que guardar el ganado por las noches", comenta Jacinto Arias. El cercado protege a los animales hasta el punto de que las hembras están pariendo en El Rozo. "Antes si nacía fuera un cabrito podías dar gracias de tener suerte si volvía la cabra", detalla Riesgo.

La buena marcha de la infraestructura agraria en los dos últimos meses empuja a los ganaderos a apostar por la ganadería caprina de carne. "Anima porque sabes que las tienes controladas, de veinte cabras no vives pero con un rebaño de 300 sí y es menos sacrificado que las vacas", señala Cristian Cobrana. Así es que ya valoran la posibilidad de aumentar sus ganaderías, en vista de la buena marcha del cercado. "Se podría hacer en otras zonas e ir así recuperando pasto para las vacas, que también lo podrían utilizar", aclara Arias.

El cercado ha permitido la protección de los animales y es al mismo tiempo un proyecto de futuro pues una vez que las cabras coman los piornos y escobas de la zona, quedará lista como campera de pastoreo bovino. Sin olvidar la función de "desbroce natural contra los incendios", apostilla Alonso.

Los ganaderos somedanos buscan alternativas para seguir siendo referente de la compatibilización de la ganadería y la presencia de fauna salvaje.

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