Un kamikaze sembró el pánico en la noche del martes en el tramo occidental de la Autovía del Cantábrico (A-8) y en la autopista "Y" antes de fallecer al estrellarse con otro vehículo y provocar una segunda colisión, en un siniestro en el que cinco personas resultaron heridas. Dos de ellas permanecen ingresadas. Se trata del empresario avilesino José Luis Vigil, propietario de la marca Joluvi, y su esposa, Charo Piñera Meana. La primera colisión fue contra su vehículo. En el segundo viajaba una familia. El padre y sus hijas de 4 y 5 años, resultaron contusionados y fueron dados de alta pocas horas después del siniestro.

Fueron 20 minutos en los que el kamikaze, Juan Manuel Fernández Fernández, de 52 años y vecino de Villuir (Valdés), recorrió 57 kilómetros a una media de 190 por hora. Su cuerpo, decapitado por el siniestro, permanece en el Instituto de Medicina Legal para practicarle la autopsia y confirmar su identidad mediante huellas dactilares y pruebas de ADN. Las muestras de sangre han sido enviadas al Instituto de Toxicología para aclarar si había consumido alcohol o estupefacientes. Mientras tanto, la Guardia Civil intenta averiguar las causas que le empujaron a circular en sentido contrario a esa velocidad.

Las primeras hipótesis, basadas en los testimonios de los testigos, apuntan a que el kamikaze accedió a la Autovía del Cantábrico en el enlace de Cadavedo. Lo hizo por la plataforma en sentido a Galicia pero él circulaba en dirección contraria, hacia Avilés. El Servicio de Emergencias del Principado (112) recibió la primera llamada alertando de su presencia a las 23.19 horas a la altura del túnel de Ribón, apenas unos kilómetros después de su incorporación a la vía.

De inmediato se trasladó el aviso a la Guardia Civil, que puso en marcha un dispositivo para localizar e intentar detener al kamikaze. Las fuentes consultadas indicaron que, con los datos conocidos ahora, hubiera sido muy difícil por no decir prácticamente imposible haberle detenido.

El centro de control de Emergencias recibió 62 llamadas de alerta en 18 minutos, hasta que a las 23.37 entró una que advertía de un accidente grave en la autopista "Y", a la altura del kilómetro 392,4 de la A-8, en la parroquia gijonesa de Serín, cerca de la intersección en la que se puede continuar por la Autovía del Cantábrico en sentido Gijón o bien coger la A-66 hacia Oviedo.

Juan Manuel Fernández no llegó a optar y su vehículo, un Volkswagen negro con matrícula 9609FKS, colisionó contra el Lexus en el que viajaban José Luis Vigil y su mujer, Charo Piñera Meana. Por la fuerza del impacto, el coche del kamikaze giró en la carretera y se produjo entonces la segunda colisión con el coche en el que viajaba una familia.

Las llamadas para alertar del accidente se sucedieron, hasta sumar una decena, ocho de ellas en los primeros cinco minutos. La imagen era dantesca, con los vehículos convertidos en amasijos y el temor entre los testigos del siniestro a que se produjera una deflagración mientras algunos intentaban comprobar si podían ayudar a las víctimas.

Mientras tanto, patrullas de la Guardia Civil, los Bomberos de Gijón y del Servicio de Emergencias del Principado (Sepa), y varias ambulancias se dirigían al lugar del accidente.

Un integrante del equipo de Bomberos de Gijón hizo a LA NUEVA ESPAÑA una breve y rápida descripción de lo que se encontraron. "A nuestra llegada la Guardia Civil ya se encuentra en el lugar y nos dirige hacia un turismo en el que había dos heridos", en referencia al Lexus en el que viajaban Vigil y su esposa. "La acompañante fue atendida por miembros del Sespa (sanitarios), que la sacaron del vehículo porque no presentaba atrapamiento alguno", continuó relatando.

Sin embargo, "el conductor tenía atrapada una de sus piernas, estaba consciente y fue valorado con carácter previo a su liberación por los sanitarios. La operación de rescate fue muy complicada por el grado de destrucción del vehículo en la parte del conductor y por tratarse de un automóvil de tecnología híbrida, relativamente nuevo, porque ofrecen riesgos adicionales por tensión eléctrica elevada. Por otra parte, los perfiles están reforzados y son difíciles de atacar con cualquier tipo de herramienta, también la hidráulica", continuó. Otras fuentes indicaron que las características de seguridad del vehículo "les salvaron la vida. En otro, lo más probable es que alguno hubiera fallecido con el impacto".

Los equipos de Bomberos de Asturias llegaron unos minutos después, y se hicieron cargo del vehículo en el que viajaba el kamikaze, que "estaba hecho un amasijo de hierros". Según fuentes consultadas, la recuperación del cuerpo, que estaba decapitado, se prolongó durante minutos. La Guardia Civil actuó en calidad de Policía Judicial para proceder al levantamiento del cadáver.

El herido más grave, José Luis Vigil, de 69 años, fue trasladado al Hospital San Agustín de Avilés, donde se le diagnosticó fractura de tobillo, tibia y peroné, también de un brazo y fisura en el esternón. Su mujer, Charo Piñera Meana, fue conducida en la UVI móvil al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA) con cinco costillas rotas. Ambos continúan ingresados en sendos centros hospitalarios.

El padre de otro vehículo siniestrado -A. N. I, de 48 años-, y las dos pequeñas heridas -V. N. LL. y S. N. LL.- fueron atendidos en el lugar del accidente antes de ser trasladados en ambulancia al HUCA, donde se les practicó una revisión y fueron dados de alta en la mañana de ayer. Las fuentes consultadas indicaron que la familia tuvo que recibir asistencia al presentar un fuerte cuadro de nerviosismo. La madre permaneció en el coche particular, en el que según los testigos, tenían maletas, por lo que podían ser turistas.

Juan Manuel Fernández Fernández cumple las características con las que Tráfico define a un kamikaze, que es aquel que circula en sentido contrario a propósito y a gran velocidad durante un largo trayecto. En este caso, tenía numerosas salidas para corregir el rumbo y no lo hizo. Ahora, la gran incógnita es por qué lo hizo.