El relieve de la sierra del Aramo, sobre el papel. Investigadores del departamento de Geografía de la Universidad de Oviedo han plasmado por primera vez en un mapa el sistema montañoso que abarca los concejos de Quirós, Morcín y Riosa (unos 15 kilómetros de longitud) para su posterior uso en planificación territorial y gestión de riesgos naturales. El mapa, publicado en la revista "Journal of Maps", muestra la importancia de los procesos generados por la nieve y los ciclos de hielo-deshielo, así como por deslizamientos de enormes dimensiones de tierra. Los científicos han identificado dos zonas de alto valor geológico, la Cuesta de Riosa y La Coruxeda-Las Xanas, que podrían ser aprovechadas desde el punto de vista turístico y educativo y que merecen una protección especial.

"Los elementos geomorfológicos constituyen un componente esencial del patrimonio natural y deben jugar un rol importante tanto en las políticas de conservación como de aprovechamiento sostenible de los recursos naturales. Por esto, es necesario aplicar métodos para el conocimiento, diagnóstico y divulgación de dicho patrimonio", explica Salvador Beato Bergua, uno de los investigadores que lideraron el trabajo. El hallazgo del gran valor de la Cuesta de Riosa y de La Coruxeda-Las Xanas fue publicado recientemente en la revista Investigaciones Geográficas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Desde la Edad de Bronce

Por último, los investigadores de la Universidad de Oviedo han descrito en otro estudio la riqueza del tejo en el Aramo, identificando comunidades vegetales diferentes -tanto arbóreas como arbustivas- así como su localización cartográfica. Los geógrafos insisten en la necesidad de proteger este patrimonio, ya que "sufre diversas amenazas como el ramoneo por ungulados -se lo comen tanto animales herbívoros domésticos como salvajes- y la extracción de ejemplares, tal y como ha sido denunciado en varias ocasiones".

La investigación revela la presencia del tejo en la plataforma culminante desde al menos la Edad del Bronce (3.400 años antes de Cristo), indicando esta fecha como la de colonización por los grupos humanos de las cumbres del Aramo para la generación de pastos (los árboles fueron eliminados, incluidos los tejos). El tejo, puntualizan los autores, "tuvo con toda probabilidad su mayor extensión en periodos más fríos anteriores a la Edad del Bronce, pero únicamente tenemos esta fecha en Asturias".

Las investigaciones fueron dirigidas por Salvador Beato Bergua, Miguel Ángel Poblete Piedrabuena y José Luis Marino Alfonso, del grupo i-Ge&ser de Geografía la Universidad de Oviedo. Además, Carmen Rodríguez Pérez, también del departamento de Geografía de la Universidad de Oviedo, participó en la elaboración del mapa geomorfológico y Raquel Cunill Artigas, de la Universidad Autónoma de Barcelona, en el trabajo sobre los tejos.