El lento e intrincado ritual de cortejo entre el Gobierno del Principado y el Ayuntamiento de Oviedo para la atracción de la capital hacia el área metropolitana acercó ayer unos centímetros y sólo de palabra a Juan Cofiño e Ignacio Cuesta, vicepresidente y teniente de alcalde, primeros lugartenientes del presidente del Principado y del alcalde de Oviedo, respectivamente. Coincidieron en la charla de cierre del ciclo de conferencias del Colegio de Arquitectos de Asturias y el Principado sobre aquello que el exconsejero Fernando Lastra llamaba "el hecho metropolitano". Cuesta abrió el acto aplaudiendo al Ejecutivo regional y Cofiño lo cerró dejándole la puerta abierta. "Aplaudo", dijo el edil de Ciudadanos, "la predisposición del nuevo Gobierno del Principado acerca de la imperiosa necesidad de que Oviedo se incorpore al área". Venía de decir que el proyecto nació "cojo" y que para resolverle la cojera hay que "vencer reticencias muy arraigadas en el imaginario colectivo de muchos vecinos de Oviedo" hacia la ordenación del centro de Asturias en los términos en los que la tiene pergeñada el Principado. Pidió "sensibilidad, tacto, finezza política" y buenas dosis de "pedagogía" para hacer ver las ventajas del área a los ciudadanos de la capital". Encontró buenas palabras.

Cofiño invitó en su turno a Cuesta y al Ayuntamiento de Oviedo al diálogo para "conjurar ese agravio, real o imaginario", y remarcando mucho esto último puso al Principado en "la mejor disposición". El Vicepresidente, igual que el resto de los ponentes -el presidente de la Cámara de Comercio de Oviedo, Carlos Paniceres, el decano de los arquitectos, Alfonso Torre y el rector de la Universidad de Oviedo, Santiago García Granda- venía de extenderse precisamente en el relato de las virtudes y ventajas disponer de un centro urbano cohesionado y articulado en Área Metropolitana Central de Asturias (AMCA).

Habló del transporte y la competitividad empresarial entre otros potenciales beneficios y llegó en tren hasta la forma de gobernanza. Sabedor de que residen ahí, y en la supuesta pérdida de autonomía municipal, buena parte de las reticencias del Ayuntamiento de Oviedo, quiso afanarse en la pedagogía acudiendo a los datos de la OCDE -"sólo un quince por ciento de los casos carecen de un organismo de gobernanza"-, remarcó que esto no se va a parecer, como temen en la capital, a Vigo o Barcelona -"imitar modelos de gestión no es lo más conveniente"- y se apuntó al proyecto de entramado institucional su antecesor en el cargo, Fernando Lastra, para desarrollarlo tal y como él lo dejó y compatibilizarlo con hacer crecer el proyecto desde los cinco municipios que lo integrarían inicialmente. Eso dejó en su día en el camino a Oviedo, pero la precisión del Consejero dice que si para implicar a la capital y a otros -citó Llanera, Corvera "y algunos más"- hay que ser flexibles lo serán. Y "si hay que matizar, lo haremos".

Fue más o menos en este punto donde Carlos Paniceres recordó que el proyecto del AMCA según Lastra iba bien, en cuanto a la implicación de los actores, hasta que encalló en la proximidad de las elecciones del pasado mayo. Recogiendo su guante, Cofiño asintió a la conveniencia de retomar los contactos pasada la cita electoral de noviembre por aquello de la "serenidad" que pidió Paniceres y a partir de la convicción de que no es la precampaña el mejor momento para buscar consensos políticos.

La última charla del ciclo divulgativo sobre la AMCA se preguntó varias veces por qué, si el área existe ya como realidad física, si sobre su ordenación se escucha una abrumadora mayoría de argumentos a favor, todavía no tiene un andamiaje institucional que la haga funcionar como tal. Alfonso Torre percibe la "unidad de criterio" y concluye que "lo único que falta es que los políticos se pongan manos a la obra. En las sesiones del ciclo ha escuchado, dijo, que "a diferencia de otras situaciones en las que uno puede optar por hacer algo o quedarse quieto, en este caso la inacción tiene consecuencias negativas" en términos de despoblación, desarrollo económico o pérdida de oportunidades. Por aquí "vamos camino de ser irrelevantes", concluyó.

"Tenemos que ser osados y disruptivos", se animó también Carlos Paniceres. Para él, no hay alternativa válida a aprovechar el "espacio de oportunidad" de "participar en las grandes ligas de las ciudades". Se trata de "cómo ser más interesantes para el mundo, más atractivos para el mundo empresarial", remarcó, y "no podemos estropear la oportunidad por un tema de gobernanza. Necesitamos dejar lo local para el fútbol y pasar de las diferencias a la suma".

Desde la experiencia de una universidad policéntrica, como el área metropolitana, el Rector desgranó el "sinfín de ventajas" que la plena ordenación del AMCA tendría para la institución. Santiago García Granda celebraría la posibilidad de tener "todos los campus adscritos a una sola área y disponer de un único interlocutor" o la de "reorganizar mejor nuestros recursos y compartirlos con la sociedad civil", y enumeró "residencias, viveros de empresas, parques tecnológicos y, sí, no se rían, titulaciones", porque de fondo resuena la pugna de dos concejos del área, Gijón y Mieres, por ser sede del grado de Deportes. "Mejoraríamos la imagen de la institución", sigue con las ventajas García Granda, "y nuestro atractivo hacia el exterior" para captar alumnos. Desmenuzó las ventajas para Gijón, Avilés y Mieres y no faltó su propio guiño a la incorporación de Oviedo, donde "la Universidad podría jugar un papel en el desarrollo de los terrenos del antiguo hospital, La Vega y quizá en la definición de un gran parque científico?"