El "encapuchado del garaje" que ha robado la tranquilidad a las vecinas del barrio de Pumarín en Oviedo, después de que el miércoles de la semana pasada se introdujera en el interior de un garaje de la calle San Ignacio de Loyola siguiendo los pasos de una joven que por los pelos pudo escapar incólume a bordo de su vehículo, fue identificado en la mañana de ayer por agentes de la Policía Nacional y tendrá que declarar en fechas próximas. Todavía se desconocen cuáles eran sus intenciones: si pretendía robar a la mujer o tenía intenciones sexuales. Lo que sí es cierto es que su víctima, una joven que regenta un negocio en el barrio, se llevó el susto de su vida y que ahora va a todas partes acompañada ante el temor de volver a ser atacada. La identificación del acosador por la Policía ha hecho que muchas mujeres respiren aliviadas.
La descripción que dio la mujer a la Policía ha sido importante para su identificación. Se trataba de un hombre delgado, que iba con la cabeza cubierta con una capucha, vestido con un impermeable gris que llevaba un motivo de color blanco. Los hechos ocurrieron el pasado miércoles poco antes de las ocho y media de la tarde, cuando la joven acababa de cerrar su tienda y se dirigía al garaje en el que guarda su vehículo, en la calle San Ignacio de Loyola. La mujer abrió el portón y caminó tranquilamente hacia el coche, enfrascada en el teléfono móvil, sin darse cuenta de que alguien acababa de entrar en el garaje siguiendo sus pasos.
"Le había visto en la calle, pero creía que estaba resguardándose de la lluvia. Cuando me siento en el coche, le veo por el retrovisor corriendo hacia mí, gritando y moviendo el paraguas como si fuese a darme", aseguró la mujer en días pasados.
La chica entró en pánico y puso el coche en marcha, saliendo a toda velocidad. El hombre llegó a golpear el coche antes de salir huyendo. Una vez en el exterior del garaje, la mujer llamó de inmediato a la Policía Nacional, que no pudo dar con el acosador en ese momento. Los agentes analizaron la grabación de la cámara de seguridad del garaje para identificar al encapuchado y los responsables de la cochera avisaron a otras usuarias para que estuviesen ojo avizor por si se daba un nuevo caso.
Psicosis
La mujer que sufrió el ataque llegó a estar muy mal por la experiencia sufrida. "Tengo miedo, esto me ha robado la tranquilidad. Temo que vuelva a encontrármelo y me ataque. Ya no se puede ir tranquila por ningún sitio, no puede ser", llegó a asegurar. El incidente creó una gran psicosis entre las vecinas del barrio, que estos días atrás se movían con mil ojos ante la posibilidad de ser atacados por el encapuchado. Algunas hablaron incluso de hacerse con sprays de pimienta.
