"¿Dónde vas, Sindo? ¿No ves que hay mucha nieve y da muy malo?", le dijeron el viernes a un vecino de Bandujo (Proaza) de 83 años, cuando lo vieron enfilar monte arriba, hacia una cabaña situada a dos horas andando desde el pueblo, donde guarda cuatro vacas y suele pasar la mayor parte del tiempo. Pero Sindo no hizo caso del aviso. "Voy paleando y llego sin problema", contestó. Ayer tenía que haber regresado al pueblo -suele hacerlo los lunes, los miércoles y los viernes- para coger el pan al panadero ambulante y comida para llevarse a la cabaña. Pero esta mañana, Sindo no apareció y en el pueblo se alarmaron. Había estado cayendo mucha nieve durante todo el fin de semana y temían que pudiese haberle ocurrido algo. Una vecina decidió entonces subir hasta la choza para ver si el anciano se encontraba bien. Cuando llegó, lo vio tirado en la cabaña, aterido, y además con las secuelas de una caída que tuvo hace unos días.

Sindo había llegado a la cabaña, pero tan desfallecido y agotado que se tiró a descansar y ya no se levantó. La mujer, al verle de esa postura, decidió avisar al 112 poco antes de la una y media de la tarde. El grupo de rescate de Bomberos del SEPA acudió en helicóptero. La médico-rescatadora lo encontró con hipotermia y decidió que había que evacuarlo al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Además, eran muy apreciables los morados y las heridas que se hizo al caer hace unos días. No fue fácil sacarlo de allí. Le metieron en una camilla y le izaron unos treinta metros hasta el helicóptero. A eso de las tres de la tarde ya lo habían dejado en manos de los médicos del HUCA, donde quedó ingresado.

El anciano, soltero, vive solo en Bandujo con la sola compañía de un perro, aunque los vecinos se preocupan de que no le falte de nada. Ese desvelo de los vecinos fue lo que permitió sacarle del apuro en el que se había metido por el temporal.