"En las universidades y en la enseñanza no universitaria es preciso reforzar el papel de las humanidades y que trabajen codo con codo con las ciencias y las técnicas porque esa es la única manera de formar una ciudadanía lúcida y madura". Así lo defendió esta mañana Adela Cortina Orts, catedrática de Ética de la Universidad de Valencia, en la entrega de premios fin de grado con motivo de la festividad de Santa Catalina de Alejandría. La también directora de la Fundación ETNOR recordó que "la gente no espera que la salvación venga de los políticos", entonces "habrá que buscarla en la ciudadanía", y para ello "es fundamental la formación humanística". Orts también advirtió que las palabras "se están prostituyendo" hasta el punto de "no decir nada".

El acto académico, en el que participaron 85 catedráticos revestidos y que sirvió para distinguir a los mejores estudiantes del curso 2018/2019, estuvo marcado por el Día Mundial contra la violencia de género. En este sentido, el rector Santiago García Granda dijo que las universidades deben tener "un papel fundamental contra esta lacra social". "Debemos utilizar nuestra armas: la educación, la formación y el ejemplo. Tenemos que ser ejemplares en la no tolerancia ante este tipo de barbarie pero también en la igualdad y en la inclusión. Tenemos que ser absolutamente líderes en esto", señaló. Granda, en su discurso, destacó la creciente colaboración entre universidad y empresa con la creación de seis cátedras más que en 2018. La institución académica asturiana cerrará el año con un total de 28 colaboraciones con compañías.

Adela Cortina defendió durante más de treinta minutos de ponencia el valor de las humanidades y pidió "recuperar la unidad de los saberes". Urgió asimismo a potenciar las Letras "en la educación y en las instituciones de la vida cotidiana por dos razones: son útiles en el sentido de que proporcionan beneficios económicos, y son fecundas, porque diseñan marcos de sentido que permiten a las sociedades autocomprenderse y orientar cambios hacia un auténtico progreso". Con una sociedad saturada de información, la catedrática de ética opinó que "estamos retrocediendo". Las palabras, a su juicio," se están tergiversando y ya no representan nada, se miente con toda tranquilidad".