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Las alas de Asturias perdieron en un siglo más de 180.000 vecinos

Solo Navia y Llanes combaten el declive que sufren los cuarenta concejos del Oriente y el Occidente

Rubiero, pueblo abandonado en el Valledor (Allande). Miki López

Las alas de Asturias se están vaciando. En el último siglo han perdido conjuntamente 180.000 habitantes, más que los que tienen hoy ciudades como Santander o Burgos y más también que la población actual de Avilés, Langreo y Siero juntos. Y la sangría continúa. Oriente y Occidente son ejemplos perfectos del proceso de despoblamiento que viven las zonas rurales en Asturias. Un proceso que amenaza con vaciar completamente en poco más de veinte años a municipios como Pesoz, Illano, Caravia o Ponga.

La comparación con el censo de 1920 muestra que los 26 concejos del occidente asturiano pasaron de los 202.967 habitantes de entonces a "solo" 83.711 en la actualidad. Son 120.000 menos, lo que supone una brutal caída del 58,76 por ciento, equivalente a la población de León o Cádiz.

En el oriente de Asturias el problema no es menor: en los últimos cien años los 14 municipios de la comarca han perdido también más de la mitad de su población, el 54,5 por ciento exactamente, al haber pasado de los 108.713 de entonces a 49.980 de la actualidad. Son 60.000 habitantes menos, los mismos que tienen hoy Zamora o Ávila.

El descenso es general. De hecho, de los 40 municipios que suman las dos alas de Asturias solo Navia tiene ahora más habitantes que en 1920, aunque en lo que va de este siglo también registra números rojos puesto que ha perdido casi 700 habitantes.

Valdés, con 26.215 habitantes, Tineo, con 24.494, y Cangas del Narcea, con 24.075, eran en 1920 los municipios más poblados de la comarca occidental. Estaban entre los más habitados de Asturias, pues en aquel tiempo Avilés, por ejemplo, tenía "solo" 14.331 habitantes. Estos tres concejos occidentales rivalizaban con Llanes, que con 24.999 residentes en el censo de 1920 registraba su máximo histórico. Por encima de ellos solo estaban entonces Oviedo (70.096 habitantes), Gijón (57.857), Mieres (38.921), Langreo (34.486) y Siero (28.091). Otros dos ayuntamientos occidentales superaban entonces los 10.000 habitantes, Salas (16.083) y Cudillero (12.051). Y ningún concejo de la comarca estaba por debajo de los 1.000 residentes.

Fue a partir de la década de 1920 cuando la población empezó a caer en picado en el extremo occidental de la región. Desde entonces cinco municipios han perdido más del 80 por ciento de su población: Allande, Belmonte de Miranda, Ibias, Pesoz y Somiedo. Muy cerca de ese porcentaje se sitúan otros ocho: Boal, Grandas de Salime, Illano, San Martín de Oscos, San Tirso de Abres, Santa Eulalia de Oscos, Taramundi y Villanueva de Oscos.

Con una caída poblacional de entre el 60 y el 70 por ciento en los últimos cien años figuran dos de los concejos "grandes" de la comarca: Salas y Tineo. También han perdido más de la mitad de su población Castropol, Cudillero y Valdés. Y están ya muy cerca de alcanzar ese porcentaje Cangas del Narcea, Degaña y Vegadeo. Solo entre Tineo y Valdés han perdido casi 30.000 habitantes en los últimos 100 años. Salas, 11.000 y Cangas del Narcea cerca de 12.000.

Los municipios occidentales con los números más aceptables, dentro de la gravedad, son: Tapia de Casariego, que ha perdido cerca de 1.800 habitantes, el 31,7 por ciento de los que tenía en 1920; El Franco, que al perder 2.200 vecinos registra una caída del 36,53 por ciento; y Coaña, que pasó de los 5.301 habitantes de 1920 a los 3.336 de padrón del 1 de enero de 2018, lo que supone una pérdida de casi 2.000 habitantes, el 37,07 por ciento.

Y lejos de mejorar, la crisis demográfica se ha acentuado en casi toda la comarca durante lo que va de siglo. Si el padrón del 1 de enero de 2011 reflejaba que el Occidente tenía 107.424 habitantes, el de 2018 registraba 83.711, lo que supone una pérdida de casi 24.000 habitantes, más del 22 por ciento.

En el Oriente era en 1920 Llanes el concejo más poblado, con los ya citados 24.999 vecinos; Piloña, que había superado los 20.000 habitantes en el censo de 1877, ya había iniciado el retroceso demográfico, pero aún tenía 18.616 habitantes, y Cangas de Onís, Parres, Ribadesella y Colunga se situaban por encima o muy cerca de los 10.000 censados. A partir de ese año la emigración diezmó al Oriente.

El concejo oriental que porcentualmente menos habitantes perdió en el último siglo es Ribadesella, un 37,53 por ciento, al pasar de 9.173 habitantes registrados en el censo de 1920 a los 5.730 del padrón del 1 de enero de 2018. Pero sigue cayendo: ha perdido 511 vecinos en lo que va de siglo.

Cangas de Onís perdió en el último siglo un 42,07 por ciento de su población, al pasar de los 10.838 habitantes del censo de 1920 a los 6.278 actuales. Aunque al llegar este siglo el concejo ha conseguido frenar la caída: únicamente perdió 44 habitantes desde 2001.

Llanes perdió un 45,44 por ciento de su población desde 1920, al pasar de aquellos 24.999 habitantes a los 13.639 de la revisión del padrón de 2018. Pero es el único concejo del Oriente que ha conseguido recuperar población en lo que va de siglo, un 3,08 por ciento: tiene 407 habitantes más que el primer día del año 2000.

También "resisten" Parres y Ribadedeva, que "solo" han perdido 200 y 100 habitantes, respectivamente, en lo que va de siglo, aunque desde 1920 su población ha caído casi a la mitad en ambos concejos.

Algo más de la mitad ha perdido Caravia, que registró un descenso menos acusado que sus vecinos hasta los años setenta gracias a la importante actividad minera registrada en el concejo. Pero ya está por debajo de los 500 habitantes. En el otro extremo del ranking se sitúa Ponga, que al pasar de 3.529 habitantes en 1920 a 598 en la actualidad es el concejo que más porcentaje de población ha perdido, un 83,05 por ciento. Pero la caída demográfica ya había comenzado allí mucho antes que en el resto de la comarca, pues en 1842 llegó a tener 4.178 habitantes, siete veces más que en la actualidad.

Detrás se sitúan Peñamellera Alta, que ha perdido el 77,62 por ciento de su población en los últimos 100 años; Amieva, que registra una caída demográfica del 75,65 por ciento, y Peñamellera Baja, con un 71,34 por ciento menos de habitantes que en 1920.

Onís (68,82 por ciento menos población que en 1920), Colunga (64,46), Cabrales (63,55) y Piloña (61,86) completan el cuadro que refleja la evolución de una comarca que se está vaciando. Piloña, uno de los "grandes" municipios del Oriente, que llegó a ser el más poblado de la comarca, con más de 20.000 habitantes, durante casi todo el siglo XIX, sufre desde hace 100 años una imparable caída demográfica.

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