Luis Ignacio Vega, enfermero del Servicio sanitario de Atención Continuada (SAC) calcula que la configuración actual de las guardias en las zonas rurales acarrean cada año un sobrecoste de 1.7 millones de euros. Podrían evitarse, asegura, si los turnos estuviesen delimitados y cada grupo de trabajadores tuviese asignado un horario fijo. "Las jornadas complementarias se pagan a buen precio y después se remuneran con días libres; no es efectivo", lamenta.

Según sus estimaciones, permitir que facultativos y enfermeras de las consultas de la mañana trabajen turnos de doce horas por las noches acarrea un "doble gasto innecesario". Si un médico trabaja en uno de estos turnos, de 20.00 a 8.00 horas, tendrá el día libre en la siguiente consulta de la mañana, pero la cobrará como si lo hubiese trabajado.

En teoría, el SAC se creó precisamente para asumir este tipo de turnos, pero los equipos de Atención Primaria tienen prioridad a la hora de elegir qué turnos de noche asumen. Si se restringiesen, Vega estima que el Sespa se ahorraría 657.596 euros en sueldos de enfermeras y no tendría que anular 6.912 consultas cada año. En el ámbito facultativo, el ahorro ascendería a 1.044.748 euros y se evitaría cerrar 6.912 consultas durante una mañana . "Ojalá alguien me pueda refutar estos cálculos, pero el problema que tiene el Sespa es similar al de otros muchos servicios", aclara el empleado, que reconoce que regular las guardias (una lucha antigua del equipo del SAC) carece de consenso: "A muchos les interesa para cobrar jornadas sin trabajarlas, pero no tiene sentido; existen sistemas mejores". Considera que la organización de las guardias es un problema similar al de las llamadas "peonadas", los turnos en quirófano de las tardes. "Saldría más barato tener a un turno trabajando en ese horario, pero se pagan demasiado bien", lamenta.