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Me quedo en el pueblo | La Llera

El huerto, escuela de vida rural

La sevillana Pilar Borrego y el asturiano Mario Fernández orientaron - su profesión a enseñar en Laviana cómo es la vida en el pueblo

Pilar Borrego y Mario Fernández, en la zona del llagar en la Güerta-Escuela La Llera. ANA PAZ PAREDES

Mario Fernández y Pili Borrego son dos auténticos enamorados del trabajo que realizan al frente de la Güerta-Escuela La Llera, en una finca en la vega del Nalón, en el concejo de Laviana, entre Puente de Arco y Entrialgo. Lograron abrir su proyecto en 2015, tras dar en 2006 los primeros pasos para conseguirlo. Largo camino, constancia y perseverancia que les dignifican. "Tanto Pili como yo venimos del mundo de la educación. Soy maestro de Educación Física y luego hice Educación Social. Estuve trabajando desde los 18 años como educador no formal con diferentes colectivos", explica Mario Fernández en la zona donde está el llagar. Y añade: "Aquí empezó todo. Aquí, antaño, había una cuadra. Sobre esta zona fuimos construyendo y ampliando porque nuestra idea era generar tres espacios: un aula polivalente, un aula cocina y un aula llagar".

Este asturiano y esta sevillana están convencidos de que existe un gran desconocimiento del medio rural entre muchos colectivos, tanto de niños como de adultos. Enamorados de la tierra y del mundo rural, han apostado por dedicarse, allí donde viven, a ofertar talleres formativos sobre las labores básicas en la tierra. "Básicamente, lo que hacemos es trabajar fuera, en la huerta, para que los neños y les neñes entren en contacto con la naturaleza; el grueso de nuestra actividad está ahí", aclara.

A lo largo del año, tanto en el exterior como en el interior, hacen talleres de todo tipo: preparar una esfoyaza, hacer pan, teñido de ropa con tintes vegetales, elaboración de sidra y mermeladas, o siembra, cuidado y mantenimiento de huertos ecológicos, entre otros ejemplos. "Unas veces los impartimos nosotros y en otras ocasiones, como sabemos que hay muchas personas que demandan información sobre el mundo rural, hacemos de mediadores poniendo en contacto a profesores con alumnos. Eso sí, todos los cursos deben tener una relación directa con la tierra", explica él.

La andaluza Pili Borrego, cuya primera inmersión completa en el medio rural ha sido en Asturias junto a su compañero, había trabajado previamente como educadora con adolescentes. Lleva muchos años formándose en agricultura ecológica, habiendo obtenido un certificado de profesionalidad. Por ello, además de su labor en la Güerta-Escuela, también imparte cursos para profesorado que quiere implantar huertos escolares en los colegios y da formación a determinados colectivos o grupos.

"Venimos ambos del mundo de la educación y siempre pensamos que podíamos aportar algo, pero de otra manera, pues trabajamos desde la educación no formal. Solemos hacer un cuestionario de valoración al final del curso porque nuestra idea es continuar mejorando y ofreciendo aquello por lo que la gente siente interés y que tiene relación con el campo y con el medio rural. También nos lleva mucho tiempo el cultivo y el cuidado de nuestra propia huerta, cuyo fin principal es la formación. Pero, claro, nos sirve de alimento y los excedentes los vendemos", explica Pili Borrego, quien, a su vez, adelanta algunos de los nuevos cursos que ofrecerán en enero y febrero del próximo año, como, por ejemplo, el de poda, además de otro de jardines aromáticos y uno de cocina con especias.

Ambos creen que se puede vivir en el medio rural, pero, de igual forma, consideran necesaria una "reeducación desde pequeños para conocer y respetar el medio rural". Algo en lo que inciden: "Hay que educar a las nuevas generaciones en otras formas de vida diferentes a la ciudad. Y es que, aunque no lo parezca, sobre todo ahora con el tema de la despoblación, hay gente que no quiere irse, que quiere quedarse en el pueblo", matiza Mario Fernández, mientras que su compañera añade: "Evidentemente, hay que saber dónde vas y por qué. No puedes pretender vivir igual en un pueblo que en una ciudad. En los pueblos, los alquileres están más baratos, y una vez que te integras plenamente no te va a faltar ayuda vecinal".

Entre algunos oficios a recuperar, Mario cita el de podador y la limpieza de fincas: "Yo no soy podador profesional, pero podo mucho. La gente mayor quiere mantener sus árboles y no encuentra podadores. Lo mismo pasa con el mantenimiento de fincas, hay muy pocos que se dediquen a ello".

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