Fue profesor, jefe de estudios, director, alto cargo en la Administración regional y, desde hace siete años, es presidente del Consejo Escolar. Alberto Muñoz González se jubilará mañana después de "toda una vida dedicada al ámbito educativo". Sus compañeros le despedirán hoy por todo lo alto, con espicha y baile, en una sidrería de Lugones. "Vendrá mucha gente, será casi una boda. Pero me hace mucha ilusión. Me quedo con la satisfacción de haber trabajado en la mejora de algunos procesos y de haber hecho muchos amigos. Los buenos momentos los recuerdo más que los malos", asegura este colungués de 61 años, que echará "de menos" las aulas.
Sentado en su despacho del Consejo Escolar, el órgano de participación de la comunidad educativa, Muñoz reflexiona para LA NUEVA ESPAÑA sobre el sistema educativo asturiano. ¿Ha mejorado o ha empeorado? A su juicio, sigue una "tendencia estabilizadora". Como demuestra el último informe del Consejo, con datos del curso pasado, el Principado se sitúa entre las cuatro mejores comunidades del país, con un "balance positivo en inversión por alumno, porcentaje de titulados, bajas tasas de abandono temprano...". Pero "esto no significa que haya que dormirse en los laureles", avisa Muñoz, ya que "en la educación siempre hay que ser activos".
El exdirector general de Personal Docente cree que "hoy ser profesor es una tarea muy dura" y pide elaborar un estatuto nacional para definir y "repensar" las funciones docentes. "A los maestros les han ido incrementando las tareas. Entre ellas, la burocracia y el control de los alumnos, cuando ninguna de estas dos labores redundan en la calidad educativa de los estudiantes y, en cambio, sí va en perjuicio de los docentes", afirma. Hay otro aspecto clave, en opinión de Alberto Muñoz, que explica el malestar de los profesores: los currículum -el conjunto de criterios, metodologías y planes de estudio que fija cada curso la Administración- "son muy exigentes". "Pedimos mucho a los alumnos. Eso es positivo en el sentido de que los jóvenes salen mejor preparados, pero es negativo porque en el camino quedan muchos. Habría que hacer una revisión a la baja como medida inicial para combatir las tasas de abandono y repetición", indica. Ambos parámetros están "disparados" en España, pero no en Asturias, con porcentajes más bajos que la media nacional y cercanos a los objetivos de la Unión Europea.
Muñoz, que es licenciado en Filosofía por la Universidad de Valencia, afirma que antes los centros escolares eran "instituciones rígidas": "O te adaptabas a unas normas o te expulsaban". Sin embargo, ahora los colegios son "tan flexibles que los profesores tienen que adaptarse a las singularidades de cada alumno". Y eso hace mucho más difícil la tarea docente. Hasta el punto de que "en un aula tenemos tres clases a la vez". "En vez de adaptarse el estudiante el centro, es el centro el que tiene que adaptarse al estudiante", resume, para añadir a renglón seguido que esa atención a la diversidad es positiva para los jóvenes, pues de lo contrario "quedaría una parte de la población sin instruir".
Aunque se jubila, Muñoz no cierra la puerta y afirma que está "a disposición" de quien le sustituya al frente del Consejo Escolar -aún por decidir, según afirmó ayer la Consejería-. Su trayectoria es larga e intensa. Nació en La Isla (Colunga) y al año se fue a vivir a Cangas de Onís y, más tarde, a Ribadesella. En el instituto de la villa costera fue alumno, profesor y director. También fue jefe de estudios de El Piles de Gijón, director del Instituto de Trubia y su último destino en las aulas fue el IES de La Ería de Oviedo. Dentro de la Consejería ocupó varios cargos: fue jefe de Servicio de Ordenación Académica y de Personal Docente, así como director general de Personal Docente.
- ¿Con qué se queda, con su etapa como profesor o como gestor?
-Me quedo con las cosas buenas de cada una. Tuve mucha suerte; cambiar de sitio te da mucho conocimiento. Y cuanto más conoces, más capacidad tienes de aportar.
