ArcelorMittal amenaza con no arrancar el horno alto "B" de Gijón -que está en obras desde principios de este mes para cambiar su sistema de refrigeración- si no afloja la conflictividad laboral dentro de los talleres asturianos. La advertencia se la hizo ayer la dirección de la multinacional a los sindicatos en una reunión en la planta de Sagunto (Valencia). Allí desveló que su intención inicial era que el horno gijonés volviera a producir el 9 de enero, pero según apuntaron los sindicatos UGT y CGT todo está en el aire y si las protestas contra la parálisis del acuerdo marco -convocadas en solitario por CC OO- no cesan, el que volverá a echar a andar será el horno alto de Bremen (Alemania), que también lleva un tiempo parado por obras. Además, los pedidos que, aguas abajo, se pierdan en España los ganará la planta de Lieja (Bélgica).

ArcelorMittal anunció también ayer paradas durante este mes de diciembre en nueve talleres que tiene en Asturias y la regulación de cientos de trabajadores. La mayoría de esas plantas estarán en el dique seco debido a las obras que se están realizando para modernizar la acería de Avilés, mejora el horno alto de Veriña y concluir la reconstrucción de las baterías de coque de Gijón que, lógicamente, están recortando trabajo a las instalaciones acabadoras. No obstante, la multinacional también achaca estas paradas a la falta de pedidos debido a la anemia por la que atraviesa del mercado siderúrgico europeo.

En la reunión que se celebró ayer en Valencia la compañía aseguró que la situación en España sigue siendo negativa. Idéntica información a la transmitida en Sagunto la aportaron tanto el consejero delegado del llamado clúster Asturias, Oswaldo Suárez, como el presidente de la multinacional en España, José Manuel Arias, en un encuentro con los sindicatos asturianos esta semana en La Granda. En estas dos reuniones se puso de manifiesto que la situación tanto de los talleres de largos como los de planos es delicada. En cuanto a los primeros la multinacional transmitió su intención de poner en marcha un plan de ajustes para tratar de poner fin a las pérdidas que está registrando. No obstante, las protestas sindicales obligaron a la multinacional a dar marcha atrás la semana pasada a planes para recortar 44 empleos en la acería de Gijón.

En el caso de los productos planos la situación tampoco es muy boyante. La multinacional estima que esta división (en la que está incluida la chapa gruesa que se fabrica en Gijón y las bovinas de chapa, el galvanizado y la hojalata que se hace en Avilés) cerrará el año con un Ebitda estimado (resultado antes de impuestos, del pago de intereses y amortizaciones) de unos 60 millones de euros, lo que, al final, se traducirá en que el resultado neto será negativo. La situación no mejorará en 2020, según prevé la compañía. estima que los precios de los productos que vende continuarán a la baja -por la presión de los competidores internacionales- y los de las materias primas continuarán al alza.

Ampliación del ERE

Con todos estos ingredientes, la dirección le transmitió a los sindicatos en Valencia que se está produciendo un descenso de la producción aderezada también por las protestas sindicales, las averías de algunas instalaciones y algunos problemas de calidad interna. Eso sí, también reconoce que en estos momentos el mercado del acero registra un ligero repunte. Ante estos aires de recuperación la multinacional quiere volver a echar a andar alguno de los hornos que ahora tiene parados en Gijón, Bremen (Alemania) y Cracovia (Polonia). En el caso de que el asturiano no arranque por continuar los problemas de conflictividad, la compañía también aseguró que será necesario ampliar la aplicación del expediente de regulación de empleo (ERE) vigente en sus plantas españolas.