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Inventor de la cápsula de rescate subterráneo "Fénix"

Jorge Rodrigo Reveco: "El rescate de Julen en Totalán fue mucho más difícil que el de los 33 mineros en Chile"

"Necesitamos un sistema a nivel mundial para que los salvamentos en la minería y en el subsuelo sean globales"

Jorge Rodrigo Reveco, ayer, antes de su ponencia. IRMA COLLÍN

Jorge Rodrigo Reveco inventó la cápsula cilíndrica metálica bautizada como "Fénix", utilizada para sacar con vida a los 33 mineros que estuvieron atrapados 69 días en la mina San José, en Chile, en 2010. Reveco siguió atentamente el rescate del pequeño Julen en Totalán (Málaga), cuyo cuerpo fue extraído por la Brigada de Salvamento Minero. Reveco participó ayer en el primer Congreso internacional de seguridad en espacios confinados y obras subterráneas "Ecos", organizado por Hunosa y la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), y que se celebra en la Escuela de Ingeniería de Minas, Energía y Materiales de Oviedo. Hoy se clausura con un simulacro en el Pozo Santiago (Aller).

- ¿Por qué llamó a su cápsula "Fénix"?

-En realidad la apodaron así miembros del comité creativo en el rescate de los 33 mineros en Chile, pero no sé quién fue.

- ¿La diseñó pensando en rescates subterráneos?

-Fue diseñada para transportar equipos de medición en conductos de ventilación subterráneos. Se fabricó en 2006 y tiene dos juegos de cinco ruedas en la parte superior y otras cinco en la inferior que son equidistantes y en cuyo interior tienen un sistema de resorte que empuja las ruedas hacia fuera. Eso hace que cuando se introduce en la chimenea, el hoyo haga presión y se contraigan las ruedas, pero el resorte hace fuerza hacia fuera y eso le da estabilidad, con lo que va centrada e impide que vuelque, aunque también puede descender con hasta 45 grados de inclinación.

- Usted siguió el rescate del pequeño Julen en Totalán.

-Hace 43 días conocí al geólogo y al jefe de la Brigada de Salvamento Minero y expusieron además cómo se había desarrollado el trabajo. Fue mucho más importante y difícil que el que realizamos en la mina San José. Mucho más difícil sin duda.

- ¿Por qué?

-El rescate en la mina fue con roca muy dura, lo que denominamos competente. Según la escala de Mohs, donde el máximo es 10, en algunas zonas la dureza era de 9,8 y en otras de 8. Eso provocaba que las brocas de los martillos se destruyeran a los tres metros de profundizar, y el riesgo era que no hubiera suficiente suministro de repuesto. No era una cuestión de dinero, sino de material. Pero en Totalán fue exactamente al revés, lo contrario.

- ¿El problema eran los derrumbamientos?

-Sí, porque era un lugar geomecánico inestable, blando, arcilloso y además había que mover la tierra para reforzar el área y colocar el tubo. Tiene un mérito enorme el trabajo que hicieron porque era mucho más difícil.

- Cuando se produce un accidente o una catástrofe subterránea, ¿existe contactos entre equipos de rescate internacionales, comparten información?

-Tenemos que quitarnos la venda de los ojos a nivel mundial y dejar de pensar quién es mejor. Necesitamos un sistema para los rescates en minería, en el subsuelo, que sea global, que sirva para cualquier parte del mundo. Cuando se trabaja con un equipo multidisciplinar en el que están los mejores, uno se da cuenta de que las referencias son idénticas en todas partes, porque en el fondo tenemos la misma escuela, y eso favorece que a día de hoy las cosas se puedan multiplicar y trasladar de la mejor manera posible.

- ¿Qué habría hecho distinto en el rescate de Totalán?

-Habría vetado las imágenes y el acceso de los medios. Es una regla que se está imponiendo a nivel mundial porque no se puede someter a los equipos de rescate a un nivel de estrés añadido al que ya sufren. Hay que velar por el equipo, por su integridad y por seguridad, pero no sólo la de ellos, sino la de todos. Ese es uno de los grandes fallos que detecté en Totalán. El otro corresponde al ámbito político.

- ¿Cuál fue?

-La política jugó un papel vergonzoso. Cuando me enteré de lo que estaba ocurriendo, me puse en contacto con la embajada española en Chile para ponerme en contacto con el equipo de rescate en Totalán y ofrecer la colaboración que pudiéramos facilitar. ¿Sabe cómo lo conseguí? A través de un periodista pude contactar con los responsables y saber que la cápsula ya la tenían bastante avanzada. Les envié unos planos y estuvimos hablando. Estaba muy bien hecha. ¿Y sabe cuándo me respondieron de la embajada? ¡Una semana después! Un subalterno me indicó que se estaba evaluando la petición para ver si correspondía. Fue vergonzoso.

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