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Me quedo en el pueblo | Rano

El regreso de las colmenas a Rano

Nuria Secades y José María Álvarez vendieron este año su primera producción de miel, actividad que combinan con el turismo rural en Quirós

Nuria Secades y José María Álvarez, con algunas de sus colmenas, en Rano (Quirós). ANA PAZ PAREDES

La apicultura sigue sumando seguidores en el medio rural asturiano. Uno de esos ejemplos es la pareja formada por Nuria Secades y José María Álvarez. Ella, ovetense, estaba preparando oposiciones para Secundaria como profesora de Geografía e Historia, pero quiso volver al pueblo, a Rano, y en el año 2005 abrió las puertas de su alojamiento rural, Las Lagartijas, en este precioso pueblo quirosano, a unos 700 metros de altura y con unas vistas impresionantes a Las Ubiñas.

Mujer con inquietudes y emprendedora, decidió junto a su compañero, José María Álvarez, dedicarse también a la apicultura, una actividad en la que se estrenaron con éxito este año. Él, natural de Morcín y que vivió buena parte de su vida en Pola de Lena, estuvo allí al frente de varios negocios. "Con el tiempo lo fui dejando y últimamente organicé unos años la carrera de Las Ubiñas hasta el año pasado, más o menos. El cuerpo ya me pedía tranquilidad y cambiar de ritmo", afirma este hombre, que, además de buen montañero y senderista, recuerda que en su infancia ya había entrado en contacto con las abejas. "Yo me crié en un pueblo donde siempre hubo colmenas, estaba muy en contacto con ellas, pero por aquel entonces ni imaginaba que podría dedicarme a la apicultura", añade.

"Lo estuvimos hablando un tiempo y decidimos llevar adelante el ponernos como apicultores, y, la verdad, con los resultados de este primer año estamos muy contentos, aun a pesar de toda la lentitud para el papeleo, retrasos y demás. La burocracia en el campo es terrible", añade ella.

La necesidad de diversificar, de buscar actividades complementarias a la principal, en este caso la casa rural, les llevó a ponerse como apicultores, un oficio que aprendieron haciendo varios cursos y buscando todo tipo de información al respecto, aunque también en el manejo del día a día. "Realmente, cuando aprendes es manejándolas porque no dejan de ser ganado. Aquí la floración es de castaño y luego hay otras en la zona de brezo. Tenemos unas veinte colmenas, pero podemos ir aumentándolas porque queremos hacer la trashumancia con ellas", recuerdan ambos, que están satisfechos de haber logrado ya el permiso para poder colocar colmenas en zona de monte público, donde hay mucho brezo.

Este primer año ha sido satisfactorio para ambos, tanto por la calidad de la miel como por las ventas. De su producto, al que han llamado Caxellos, palabra que en asturiano significa colmena, no queda un solo frasco. "Este primer año sacamos unos 80 kilos de miel y, la verdad, lo vendimos todo. Debieron de quedarnos tres o cuatro envases para nosotros", dice ella. La existencia en Asturias cada año de un mayor número de apicultores y de una clientela que cada vez está más concienciada con la calidad de la miel son algunas razones que señalan estos apicultores sobre el incremento de la venta y la mayor producción en el Principado.

"Aquí, en Rano, antaño había colmenas en casi todas las casas, pero cuando llegó la varroa y acabó con muchas, la gente decidió no retomar el tema. Por otro lado, la velutina por aquí no se deja ver, estamos a 700 metros de altura y no pasan de los 400, al menos de momento", añaden.

En cuanto a si se puede vivir en y del medio rural, Nuria Secades es muy clara: depende de lo que cada uno necesite para vivir. "Unos pueden vivir y otros sobrevivir. Aquí trabajo no hay, salvo que te lo busques tú; no puedes ir a un pueblo pensando que vas a ganar un sueldo fijo porque, en general, muchos trabajos son de temporada, estacionales. Yo, con la vida que llevo, vivo, pero igual otros tienen otras expectativas distintas y luego chocan con la realidad", explica.

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