Segundo recluso muerto en la cárcel de Asturias en 24 horas. Si anteayer, sábado, por la mañana se descubría en su celda el cadáver del preso Raúl Fernández Fernández, de 38 años, presunto autor del crimen de Ciudad Naranco, ayer a primera hora se encontraba el cuerpo de otro en una celda del módulo 6. Su compañero no se percató de nada anormal. Los funcionarios trasladaron de urgencia al recluso a la enfermería, donde el personal médico intentó reanimarle, sin éxito. El cadáver fue trasladado al Instituto de Medicina Legal para practicarle la autopsia. Se trata de un recluso "de los de toda la vida", según manifestó un funcionario.

El cadáver no presentaba signos de violencia, informaron fuentes de Instituciones Penitenciarias. Todo apunta, como en el caso de Raúl Fernández, a una ingesta masiva de comprimidos como causa del fallecimiento. En el caso de Raúl Fernández -incinerado en la tarde de ayer en Oviedo-, habría ingerido una treintena de pastillas. La semana pasada, la Fiscalía había presentado la petición que hacía para él por el asesinato del ebanista gijonés Alfredo Suárez, perpetrado el 11 de noviembre de 2010: treinta años de prisión.

Los sindicatos vienen denunciando que los reclusos reciben toda la medicación del fin de semana de una sola vez. Con ella trapichean para conseguir otras sustancias. Toda esta situación multiplica el riesgo de sobredosis y suicidios. A estas muertes se une la del recluso J. M. V. P., adscrito a la enfermería, que se ahorcó en el patio con un cinturón el pasado 14 de octubre, tras desembarazarse de la presencia del recluso "sombra" que le seguía a todas partes. El sindicato ACAIP denunció "la escasez de personal para realizar las actividades diarias, como la vigilancia, el tratamiento o la dispensa de medicación". Y añadió: " No es de recibo que, en un servicio público esencial como es el penitenciario, por escasez de personal no se haga el reparto de medicación diariamente".