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Un gijonés en la vorágine de Colombia

Víctor Montero vivió en el país latinoamericano las jornadas de protesta, en las que sus vecinos de Bogotá tuvieron que enfrentarse a saqueadores

Manifestantes enfrentándose a la Policía en Bogotá durante la huelga general en Colombia del pasado 21 de noviembre. EFE / LNE

"Los primeros días fueron bastante complicados. No por los manifestantes pacíficos, sino por los saqueadores y vándalos que se aprovechan de la situación. Había mucha confusión. En la urbanización en la que vivimos en Bogotá intentaron entrar a saquear; salieron todos los vecinos con palos para defenderse frente al asalto y consiguieron repelerlos". El exdirector del Puerto Deportivo de Gijón Víctor Montero narra de esta forma la situación que se vive en las principales capitales de Colombia, país al que viaja con asiduidad por motivos laborales junto con su compañera sentimental, que es colombiana.

Las algaradas que comenzaron el mes pasado en Colombia no les pillaron de lleno por los pelos. Justo el día anterior a que comenzaran las protestas, la pareja había decidido ir a visitar a los padres de ella al cafetal que tienen en el municipio de Macanal (provincia de Boyacá), justo el día anterior a que comenzaran los disturbios. Una vez allí, recibieron la llamada de una vecina de la urbanización de 300 apartamentos en la que residen cuando van a Bogotá, avisándoles de la situación y del intento de asalto por parte de los saqueadores.

Víctor Montero realiza trabajos como colaborador para la Asociación de Industrias Náuticas de Colombia. Un encuentro de trabajo fue el que motivó este último viaje, entre el pasado 18 de noviembre y anteayer, unos desplazamientos que aprovechan para ver a la familia de su pareja.

En esta ocasión, la vorágine violenta que se estaba viviendo en la capital colombiana motivó un cambio de planes, llevando a la pareja a prolongar su estancia en Boyacá, donde la situación era tranquila, y a evitar pasar por Bogotá antes de retornar a España.

Montero desliga los actos de pillaje y vandalismo de las protestas sociales que se están dando lideradas por el movimiento estudiantil. La espoleta que hizo saltar el conflicto social fue la decisión del gobierno conservador presidido por Iván Duque de promover una ley para que los universitarios menores de 25 años que se incorporen al mercado laboral tengan salarios por debajo del mínimo interprofesional, que en Colombia es de 250 euros mensuales al cambio. Abaratar aún más los costes laborales es la estrategia del gobierno colombiano que ha hecho saltar la chispa que ha incendiado las calles.

A eso se suma una situación de malos servicios públicos y una cesta de la compra cara para el poder adquisitivo de la población, añade el gijonés. Las caceroladas y las manifestaciones masivas contra el Gobierno se están sucediendo en esa situación, a lo que se suma la actividad "de los saqueadores, que no se andan con tonterías; van con palos y machetes", añade el gijonés.

La situación en el país es convulsa y con ciertos tintes xenófobos, donde se ve a gente "gritando contra los inmigrantes venezolanos", un millón y medio de personas del país vecino que llegaron a Colombia huyendo del régimen de Nicolás Maduro, y a los que una parte de la sociedad colombiana ahora achaca sus males.

Víctor Montero apunta que la situación de convulsión social que se está viviendo en Colombia no es una excepción en Latinoamérica, donde también se están produciendo protestas en otros países. Precisamente esa conflictividad social es lo que motivó que la Cumbre del Clima, que debería haberse celebrado en Chile, se mudase finalmente a Madrid.

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