De nada ha servido la burla a la Justicia que intentó el acusado. El hostelero naviego C. M. G., enjuiciado por rociar de alcohol a su pareja y prenderle fuego, motivo por el que ella pasó mes y medio en la UVI y luego varios meses en la Unidad de Grandes Quemados del Hospital de La Paz, en Madrid, ha negado esta mañana que hubiese quemado a la mujer, incluso que ésta fuese su pareja. "No me acuerdo de nada", dijo la mujer a su vez, contradiciendo lo declarado ante la Guardia Civil y el Juzgado. Sin embargo, esta burda estratagema no ha colado. La fiscal de Violencia de Género ha incrementado la pena solicitada para el acusado de cinco a seis años de prisión, y la sección tercera de la Audiencia Provincial ha mandando a prisión al acusado. En primer lugar porque ha llegado a la convicción, durante la vista del juicio, de que el acusado era culpable. En segundo lugar, para evitar una fuga muy posible, pues él mismo aseguró a una testigo que estaba barajando marcharse del país para evitar la cárcel.

"He quemado a un perro", llegó a asegurar el acusado, defendido por Javier Pavón, cuando trasladaba a la víctima al Hospital, segun indicó la víctima en sus declaraciones previas. Esta mañana no se ha acordado de nada. Asegura que el día de los hechos había estado de copas con la víctima y unos amigos en Cangas. Todos se fueron a la sidrería que regentaba en Narciandi. Asegura que él y sus amigos se fueron a la cama, mientras ella se quedaba en la cocina preparando algo de comer. El letrado de la defensa sostiene que las graves quemaduras sufridas por la mujer fueron o autoinfligidas o fruto de un accidente. El acusado asegura que estaba durmiendo cuando la mujer empezó a arder. "Me despertaron las voces", ha dicho. Esta mañana, al tomar la última palabra, ha asegurado que, si hubiese sido él quien hubiese quemado a la mujer, no la hubiese llevado al Hospital, como hizo.

La mujer se arriesga ahora a una acusación por falso testimonio, que lleva aparejada una condena de hasta tres años de prisión. Esta mañana, al saber que el acusado iba a prisión, comenzó a llorar de forma desconsolada, arropada por su padre. Esta mañana ha asegurado que denunció después de que una mujer, que no ha podido ser localizada, le dijese lo que había ocurrido, porque ella no se acordaba, debido al mucho alcohol que había bebido esa noche. Añadió que, al conocer que todo era mentira, fruto al parecer del deseo de venganza de la mujer que no ha sido localizada, había decidido desdecirse. Una declaración rocambolesca que ahora puede salirle caro.