La primera de las cinco borrascas que se prevé que azoten al Principado durante esta semana y la próxima ya se dejó notar hoy en el Principado con avisos por oleaje, fuerte viento y riesgo de aludes en los Picos de Europa. La intensa lluvia provocó ayer un argayo que causó a su vez la caída de un árbol a la calzada en la carretera que une Soto del Barco con Pravia, entre las localidades de Riberas y La Imera. El conductor de un vehículo que no pudo esquivar el árbol resultó herido.
La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) emitió esta mañana aviso amarillo por fuertes vientos para hoy en todo el litoral asturiano, en la zona oriental, los Picos de Europa y la Cordillera, y aviso naranja por oleaje en toda la costa. Según la información registrada en las boyas de Puertos del Estado, ayer se registraron olas próximas a los siete metros de altura a la altura de Gijón, y de seis metros en Avilés.
Degaña se situó esta jornada entre las localidades españolas en las que más acumulación de agua se registraba, con 51 litros por metro cuadrado a las 16.00 horas. También se registraron más de 25 en Ibias, de 21 en Salas y el puerto de Leitariegos, y de 19 en Pola de Somiedo.
Las rachas de viento también fueron significativas, con hasta 85 kilómetros por hora en el Aeropuerto de Asturias y el Cabo Peñas, y 83 en Taramundi.
La acumulación de agua y el viento fueron el origen del argayo y la caída del árbol que provocó un accidente entre Soto del Barco y Pravia. Durante los trabajos de limpieza se tuvo que cortar un carril de circulación, lo que generó retenciones en la zona.
Tras un mes de noviembre en el que sólo no llovió un día en el Principado y se registraron las mayores precipitaciones en ese mes en los últimos 50 años, la situación parece mantenerse para este final de otoño.
Las persistentes nevadas de las últimas semanas han llevado la acumulación de nieve en las cotas altas muy por encima de lo habitual en esta época del año. Las previsiones apuntan a que las cuantiosas precipitaciones unidas a un ascenso de la cota de nieve, que se situará entre los 2.200 y los 2.400 metros de altitud, “pueden inestabilizar el manto nivoso de manera generalizada, aumentando el peligro de aludes de nieve húmeda en las canales y pendientes con suficiente inclinación, que en algunos casos podrían llegar a ser de fondo y movilizar una considerable cantidad de nieve”, según la Aemet.
