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Los ancianos copan el 60% de los auxilios de la Guardia Civil en la zona rural

Las personas de edad avanzada que viven solas y sufren caídas o necesitan atención sanitaria centran los servicios, más de 600 este año

Una de las viviendas en las que intervinieron agentes de la Guardia Civil en auxilio de su morador. GC

La Comandancia de la Guardia Civil de Oviedo ha realizado a lo largo de este año que llega a su fin más de 600 auxilios, de los que aproximadamente el 60 por ciento son a personas mayores que viven solas en zonas rurales, y en ocasiones en situación poco salubre.

El hallazgo en los últimos meses de varias personas difuntas que llevaban tiempo fallecidas en sus domicilios sin que nadie se percatase de su falta ha sido un toque de atención, aunque desde el Instituto Armado aseguran que en el ámbito de su competencia "se intenta estar atentos a todas aquellas señales que no son habituales, por si fuera necesario intervenir", más allá de las llamadas de auxilio que recibe el Centro Operativo de Servicios (COS).

Los agentes dependientes de la Comandancia de Oviedo -con competencias en el Occidente- realizaron en el medio rural 441 auxilios sanitarios a heridos y enfermos y de otro tipo; 60 intentos de suicidios; 11 auxilios a menores y 97 acompañamientos, por ejemplo a víctimas de violencia machista.

La mayoría de los avisos que recibe la Guardia Civil corresponden a personas mayores que se han caído y no se pueden levantar por sí solas, e incluso ni con la ayuda de quienes las atienden. Son los propios agentes quienes les facilitan los primeros cuidados mientras llegan los servicios sanitarios. Uno de los casos atendidos fue el de un hombre que solicitó ayuda porque estaba tirado en el suelo y no se podía levantar. Los agentes tuvieron que acceder a la vivienda por una trampilla, para posteriormente permitir el acceso a los servicios sanitarios.

La víctima aseguró que tenía una hija, a la que se avisó de que su padre era trasladado al hospital, pero los guardias hicieron constar el desorden, la suciedad y el mal olor en la vivienda, en la que, por ejemplo, habían encontrando tirados en la habitación varios pañales usados de adulto.

Otro de los casos fue el de un hombre de 90 años que llamó a la Guardia Civil de madrugada para pedir ayuda porque su mujer, de 84 años, se había caído al suelo y no la podía levantar.

Solo en una ocasión en este año los agentes tuvieron que intervenir por el hallazgo de una persona fallecida: una mujer de 87 años que vivía sola en una casa y cuyo cuerpo se encontró en el suelo de la cocina.

Pero además de estos servicios de auxilio mayoritarios, los agentes de la Guardia Civil se encuentran casos de lo más variopinto. Uno de ellos fue en una localidad costera del occidente asturiano, donde una patrulla de la Guardia Civil observó a un grupo de personas al borde del muelle que llamaron su atención. Al acercarse, los testigos informan a los agentes de que una persona se había caído al agua, donde se encuentra consciente y agarrada a un flotador. Con la ayuda de otras personas y con una barca consiguieron rescatar al hombre, y los guardias solicitan al Centro Operativo de Servicios que enviase una ambulancia para atender al rescatado de una posible hipotermia.

La sorpresa saltó cuando los guardias entrevistaron al acompañante del rescatado, quien les relató que se dirigían a por tratamiento para la enfermedad de Parkinson que sufre esa persona, y que en un momento de descuido se había acercado al borde del muelle y que se había despedido diciéndole "adiós", y lanzándose al agua.

Otra llamada de auxilio fue el de una madre que en un descuido se le cerró la puerta de casa, quedando solo en el interior de la vivienda su bebé de año y medio.

Y también el de una llamada de alerta porque había dos personas incapacitadas que vivían solas y en malas condiciones. Los agentes se trasladaron a la dirección indicada y se encontraron con un hombre sordomudo que se ocupaba, en la medida de sus posibilidades, de las tareas del hogar y de una persona dependiente que padecía una minusvalía psíquica.

El tutor de ambos, al parecer un sobrino, pasa por ese domicilio de vez en cuando, aunque no muy asiduamente. Ninguno de los dos presentaba un estado que supusiera un riesgo para sus vidas, pero los guardias trasladaron un informe a los servicios sociales y al tutor, además de dejar constancia en el registro de actuaciones con menores e incapaces.

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