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Alarma en las universidades por la caída de alumnos en la rama científico-técnica

"Nos quedaremos fuera de la revolución 4.0", avisan los rectores l En Asturias el desplome afecta a las ingenierías: "Tenemos que actuar ya"

Alarma en las universidades por la caída de alumnos en la rama científico-técnica

Las titulaciones que en el futuro dominarán el mundo pierden estudiantes. De ello alertó ayer en Madrid la Conferencia de Rectores de Universidades Españolas (CRUE) en la presentación de un informe que señala que las carreras científico-técnicas -básicamente, las ingenierías- perdieron desde el año 2000 un 30,5% de alumnos por su menor peso en universidades privadas y el escaso tirón que tienen entre las mujeres. "Sin suficientes ingenieros, matemáticos, físicos y químicos nos quedaremos fuera de la revolución 4.0 y seremos tecnológicamente dependientes", advirtió el presidente de la CRUE y rector de la Universidad de Córdoba, José Carlos Gómez. La misma alarma cunde en Asturias, pero solo en los estudios de ingeniería. "Quizá aquí el impacto sea menor que en el resto del país, pero da igual, esta es la tendencia y frente a ello hay que moverse, actuar cuanto antes", afirma el director de la Escuela Politécnica de Gijón, Juan Carlos Campo.

Dominan las ciencias sociales. A nivel nacional, según el informe de la CRUE "La contribución socioeconómica del Sistema Universitario Español", casi el 50% de los estudiantes de la pública -el 45,6% para ser exactos- están matriculados en grados de ciencias sociales y jurídicas. El resto, el 19,4% cursa ingenierías y arquitectura; el 16,8%, ciencias de la salud; el 11%, artes y humanidades; y el 7,2%, ciencias puras. Pero dentro de la rama científico-técnica, las únicas titulaciones que descienden son las de ingeniería. Sumando datos de las universidades públicas y privadas, el desplome en este campo del 30,5%.

Las ingenierías, en la cuerda floja. En Asturias también ha bajado la demanda de estos grados, en particular los que imparte la Escuela Politécnica de Mieres -recursos mineros y energéticos, forestales, topografía...-. "Aquí la caída de alumnos ha sido de entre 30 y el 40%. Por ejemplo, en minas, en el año 2000 teníamos en primer curso a 2.000 matriculados y ahora son 35. Es dramática la situación y nos pasará factura", alerta Asun Cámara, directora del equipamiento. A su juicio, el problema es social. "Ahora los perfiles brillantes son la física, las matemáticas o las ciencias de la salud... Las ingenierías se ven como carreras muy duras, para las que hay que estudiar un montón y al final tener un sueldo mileurista. Y no es así", lamenta. La doctora ingeniera de montes cree que se tiene que actuar "ya" y desde "mucho más abajo", desde Educación Primaria. Además, identifica un obstáculo en los colegios: "no hay casi ingenieros profesores, no somos nada cercanos a los niños".

Hay que actuar "cuanto antes". De igual forma, en la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón, que aglutina la mayor oferta de Asturias en esta áreas con ocho grados, José Carlos Campo habla de descenso de alumnos. Eso sí, "menor" que en el conjunto del país. Los datos de la CRUE no le sorprenden: "Ya venimos diciendo esto desde hace años. En otro países también pasó y se hicieron campañas muy fuertes para atraer estudiantes". España, sin embargo, empieza a reaccionar ahora. "Estas titulaciones son claves para el futuro. Y mientras sube la necesidad de profesionales, baja la demanda de las carreras. Hay que actuar cuanto antes. Se ha dejado al sistema caminar. Un ámbito en el que empezamos a trabajar ahora es en el de la mujer", reflexiona.

Pocas mujeres. Precisamente en ingenierías, recoge el informe de la CRUE, solo el 25% de los matriculados son chicas, frente al 75% de los hombres. En el Principado la cifra de mujeres es ligeramente superior, ronda el 27%. En este aspecto, explica Campo, "nuestra posición es normal e incluso superior a la de otros países del entorno". Sin embargo, el problema no sólo se resuelve atrayendo mujeres. Hay que actuar, dice el director de la EPI de Gijón, en "muchos frentes". Como ejemplo pone la oferta formativa, que debe modificarse constantemente para "hacerla atractiva". Este año la escuela incorporó con éxito el grado de Organización Industrial, que logró cubrir todas sus plazas: 60. Gracias a esta titulación, el campus de Viesques ha conseguido subir este año en alumnos.

La Facultad de Ciencia, "al límite" por el aumento de matrículas. La pérdida de estudiantes en Ingeniería contrasta con la subida de las carreras de Ciencias puras y de la Salud. El decano de la Facultad de Ciencias, José Manuel Noriega, señala que las instalaciones del campus de Llamaquique están "al límite" con 665 jóvenes. Cada curso aumenta tanto la nota de corte de las titulaciones -Matemáticas, Física y los dos dobles grados- como el número de alumnos en lista de espera. Este despegue, expresa Noriega, "no es exclusivo de esta Universidad", sino que responde a una tendencia general. Y la clave, en su opinión, son los dobles grados; el de Matemáticas y Física suma este curso 269 alumnos. Al éxito de las titulaciones dobles se suman las salidas laborales.

Impartir más clases por las tardes. "En la Facultad estamos muy muy al límite. Ya tenemos que dar clases en Geología y para el curso que viene nos estamos planteando pasar las clases de segundo curso de Matemáticas y Física a las tardes", avanza el decano, que es consciente que la medida generará malestar entre el profesorado y el alumnado. "Todos prefieren que las asignaturas se den por la mañana. En la actualidad, es así salvo en cuarto curso. Pero no nos queda más remedio que hacer este cambio por el colapso que viven las instalaciones", agrega. Esta saturación, indice José Manuel Noriega, "nos está lastrando" e impide implantar estudios con alta demanda, como el doble grado de Matemáticas e Informática. "Por la falta de espacio, mucha gente es reacia a instaurar nuevas titulaciones, no se quieren complicar más la vida", lamenta.

Los estudiantes de Química también bajan. Por contra, los estudios de la Facultad de Química atraviesan una situación parecida a las ingenierías. En el grado de Química son en la actualidad 72 estudiantes cuando el límite de plazas son 90, y en Ingeniería Química son 21 cuando el cupo máximo es 50. La decana, Susana Fernández, no cree que sea un problema de falta de atracción, sino más bien demográfico. "Caen el número de estudiantes en la Facultad al igual que lo hace el conjunto de la Universidad. Es lo normal teniendo en cuenta que cada vez hay menos chavales de 18 años", comenta. Aun así, Fernández aboga por "generar cultura científica en la sociedad". "Hay que transmitir, no sólo a los jóvenes, sino a todos los ciudadanos, que la ciencia contribuye al bienestar", incide. Al contrario que en la ingenierías, en Química las mujeres representan más del 50%, subraya la decana. En concreto, el curso pasado, según los datos que facilita Susana Fernández, en el grado de Química las chicas suponían el 55% de los estudiantes, y en Ingeniería Química, el 57%.

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