Los propietarios del autodenominado "estanco de la suerte" decidieron el año pasado comprar un ninot para que les diese suerte. Se trata de un muñeco vestido de asturiano que le encargaron a un maestro fallero de Valencia. Ayer la matriarca de la familia, Teresa Muñiz, no tenía muy claro qué hacer con el muñeco. La idea es que trajese suerte al punto de venta de lotería de la calle Jovellanos de Oviedo y así fue el año pasado cuando vendieron varios décimos del Gordo y repartieron más de un millón de euros. Pero ayer no fue así y Muñiz indicó a sus hijos: "Este año hay que quemarlo". Al final decidieron indultarlo "porque le tenemos cariño", explicó Rosa Acebal, que trabaja con su madre en el estanco. Así que "Trebolín", como se llama desde el año pasado el muñeco escanciador de sidra, vivirá un año más en Oviedo a la espera de lo que ocurre en próximos sorteos.

Los Acebal tienen todo un ritual el día de la lotería. La matriarca tiene que ir a la peluquería porque sabe que allí van a estar los medios de comunicación para asistir a su celebración. El día antes la mujer fue por los bares de la zona indicando a los clientes que fuesen hasta el estanco, que aún quedaban décimos por vender. Así estuvieron hasta las doce de la noche, "que los domingos no se trabaja" y este año el sorteo caía precisamente en domingo.

La familia esperaba entregar más premios y no fue así pero con la venta de un décimo premiado con un quinto premio decidieron que había llegado el momento de abrir la sidra espumosa. A Teresa, la madre, le había costado llegar porque "para ella un quinto es muy poco y dice que ya salió el gordo ella no viene", explicaban los hijos. Al final sí que acudió, porque en realidad ella es el alma de la fiesta, y hasta el último momento mantuvo la esperanza de repartir mucho dinero. "Vamos a dar el segundo, fijo", decía la mujer a media mañana. Poco a poco fueron viendo que apenas quedaban premios por salir. Al final sí que hubo ocasión de volver a brindar, fue cuando del bombo del sorteo salió el número 49797 agraciado con el cuarto premio. "Lo tenemos", se escuchó de nuevo. La pena es que solo habían vendido un décimo, premiado con 20.000 euros. Ahora toca seguir trabajando e idear la celebración de 2020.