La fortuna ha vuelto a sonreír por Navidad al estanco del barrio avilesino del Carbayedo. "Somos la Doña Manolita de Avilés", celebraba ayer temprano su propietaria Olga Sambricio. El despacho situado en el número 3 de la calle Severo Ochoa vendió por máquina un décimo del 06293, uno de los quintos premios de la Lotería de Navidad. Sambricio y su marido, Antonio García, son unos veteranos en repartir suerte pese a que son de los más novatos en el negocio lotero avilesino. En cuatro años han dado tres premios de la Lotería de Navidad. Nada más asumir el negocio, en 2015, después de que ella se mudase de Madrid a Asturias por amor, dieron un cuarto; hace dos años, un quinto; y este han repetido con otro quinto. "Esto es maravilloso, nos hemos puesto a saltar y a abrazarnos al conocer la noticia. Es solo un décimo pero la ilusión es tremenda", explicaba una emocionada Olga Sambricio, junto a sus compañeras Paloma Alonso y Sandra López.

La administración abrió ayer por la mañana como cada domingo, y como cada domingo también la afluencia de clientes fue constante. El mismo diálogo se repetía cada vez que un cliente se asomaba a la puerta del establecimiento.

-¡Hemos dado un quinto!

-Enhorabuena.

-Antonio, ¿no tendrás un 93?

-Tengo veinte décimos. ¿Ya salió todo? Con un quinto me conformo.

Este 2019 ha sido un buen año de ventas para la Doña Manolita de Avilés. "Nos ha ido mejor que el año pasado y ha sido brutal lo que hemos vendido en estos últimos días. Al principio los clientes buscaban números específicos. Pidieron mogollón la fecha en que sacaron a Franco del Valle de los Caídos y el número que dijo una pitonisa, pero ambos se agotaron hace ya bastante tiempo. En los últimos días venían a por cuatro o cinco números distintos, los que fuesen", explicó Antonio García.

Dice Sambricio que quien trae la suerte al Carbayedo es su perrina "Lúa". "Es nuestro amuleto", apunta. La mascota es el imán para captar clientes de sus dueños, que ya auguran éxito de ventas para El Niño. "Los clientes se van a poner locos", celebraban ayer. El cartel del segundo premio luce en la administración del Carbayedo. "Hemos dado un premio y eso es lo importante", repetían. Su máquina está que arde.