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Todos quieren ser Doña Manolita

Los loteros asturianos tiran de la fama de la histórica administración para presumir de suerte en el sorteo de Navidad, en el que la madrileña ha repartido 80 Gordos

La familia Acebal, celebrando en Oviedo. IRMA COLLÍN

Todos quieren ser Doña Manolita, aquella a la que cantó Joaquín Sabina, alguna vez acompañado por Ana Belén, en "A la sombra de un león". Doña Manolita es el nombre de la administración más famosa de España por su buena mano para repartir millonarios premios en el sorteo de Navidad

Tal es la cosa que los loteros de las nuevas generaciones, los que se mueven en un negocio ya en euros y han desterrado las pesetas, tiran de la fama de la madrileña Manuela de Pablo y se autodenominan "la Doña Manolita" del tal o cual lugar para constatar su fortuna navideña.

Pasó ayer mismo en Asturias, donde los locales de la familia Acebal de Oviedo o el de Olga Sambricio en Avilés rindieron su particular homenaje a la histórica vendedora. Unos y otros dan un pellizco cada año al sorteo de Navidad con algún número afortunado. "Somos la Doña Manolita de Avilés", proclamó Sambricio nada más conocer su suerte. "Son la Doña Manolita de Asturias", comentaron los clientes habituales de los Acebal en Oviedo, pues, aunque supo a poco, los 44.000 euros que repartieron fue todo un logro en un sorteo que volvió a esquivar al Principado.

Lo cierto es que la fama de Doña Manolita hay que ganarla a pulso. Pero ahí está: factura 2,5 millones, vende 70 millones de décimos y cifran en 11 millones el valor de todo el negocio. Con tanta venta de décimos no es raro que siempre caiga algún premio (80 Gordos salieron de la sede de Gran Vía y de la actual Del Carmen). Y ayer mismo repartió del segundo, del cuarto y del quinto.

Su lotería viaja por toda España y parte del extranjero, así que difícil será localizar a los agraciados, quienes no dudan en hacer cola durante horas -ya desde el verano- para tener la papeleta. Otros compran por internet o se van a las históricas loteras de la puerta del Sol que a gritos atraen al cliente: "¡Tenemos lotería de la Manolita!". En Madrid piensan ya cómo organizar las colas para 2020.

Casada con un picador, la nobleza asturiana se hizo con su negocio

La historia de Manuela de Pablo, doña Manolita para la posteridad, es de sobra conocida, aunque menos que la fortuna que la ha hecho pasar a la historia. Empezó con 25 años en el negocio de la lotería en Madrid y en él siguió hasta morir en 1951. Cuentan que su éxito empresarial no le acompañó en el amor, pues su marido, un picador que se retiró y le siguió en el negocio, le dio tan mala vida que acabaron separándose. Al morir Manuela, su hermana y su hijo se quedaron con la administración, pero este último la vendió a María Dolores Bermúdez de Castro, originaria de Asturias y Dama del Cuerpo de la Nobleza del Principado. Un hijo de ésta, Juan Luis, conde de Cabrillas, es ahora su dueño.

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