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La Senda del Oso, peor que nunca

Uno de los grandes atractivos de Asturias continúa aumentando su deterioro siete meses después de los accidentes que causaron un muerto y un herido grave

El punto desde el que se precipitó mortalmente Julio Martín Díez el pasado mayo, aún sin reparar. MARIOLA RIERA

Siete meses después de los accidentes que causaron la muerte de un cicloturista vallisoletano, Julio Martín Díez, y lesiones graves al guía turístico Joel Arnoldus de Bruine, la Senda del Oso agrava su deterioro, sin que se haya acometido una reparación general de la ruta, considerada como uno de los grandes atractivos turísticos de la región. Parte de las vallas están podridas y amenazan con venirse abajo, lo que hace muy peligroso apoyarse en ellas. En varios tramos, precisamente los de más riesgo, como el lugar desde donde se precipitó al vacío Julio Martín, los operarios municipales han colocado cintas de plástico, que difícilmente podrían evitar la caída de una persona. Hay tramos inundados y la maleza se come parte de la pista en algunos puntos. El pasado mes de junio se hicieron algunos trabajos de desbroce y se reforzaron algunas vallas, sobre todo en puentes, lo que no impide que la Senda entrañe cierto riesgo. Quizá por eso, estos días atrás se veía menos gente a lo largo de la ruta.

"Las vallas están muy mal, no se puede poner el pie en ellas. Esto necesita mantenimiento, está regular", comentó premonitoriamente Julio Martín a su mujer el pasado 12 de mayo, poco antes de precipitarse desde unos ocho metros de altura sobre el asfalto de la carretera del puerto de Ventana, cerca de Caranga (Proaza). Todo indica que el cicloturista decidió pararse un rato para esperar a su mujer, a la que había dejado atrás, y que un madero se vino abajo, provocando su caída y su muerte instantánea. La mujer siguió hasta el final de la pista sin percatarse de que su marido había sufrido un mortal accidente. Luego le comunicarían el fatal desenlace.

Un accidente muy parecido sufrió el hispano-holandés Joel Arnoldus de Bruine, diez días después, al venirse abajo un madero de la valla en la que estaba apoyado junto a su hijo. Éste pudo agarrarse a un árbol y evitar la caída, pero no así su padre, que tuvo que ser ingresado en el HUCA con gravísimas lesiones: fractura del tercio superior del esternón, fractura del tronquín derecho, fractura del platillo vertebral superior, fracturas en cuatro costillas, probable fractura de la extremidad anterior de los primeros arcos costales y escoliosis dorso-lumbar de doble curvatura.

Joel Arnoldus de Bruine ha sido dado alta hace tiempo, y ya ha vuelto a trabajar, pero aún no se ha recuperado, continúa en rehabilitación y posiblemente sufrirá secuelas importantes, según indicó su letrado, Carlos Rodríguez. El accidentado está esperando a ver cómo evolucionan sus lesiones para presentar una demanda contra los responsables del mantenimiento de la Senda del Oso.

El abogado planteaba hace unos meses contra quién podrían dirigirse las acciones. La responsabilidad, como ha dejado sentado varias veces el TSJA, corresponde a la Mancomunidad de los Valles del Oso. Pero no descartaba algún tipo de responsabilidad adicional del Principado o de alguna Consejería. Los ayuntamientos por los que discurre la Senda -Teverga, Proaza, Santo Adriano y Quirós- aducen que no pueden hacerse cargo del mantenimiento de la pista. Estos días atrás podía verse a un solo operario cortando las ramas de los árboles que invaden la ruta en algunos puntos. Pero la Senda necesita mucho más trabajo, comenzando por el firme, en muy mal estado en algunos puntos.

Una entidad como la Fundación Oso de Asturias se brindó a hacerse cargo del mantenimiento de la Senda, aunque no se ha materializado ningún convenio con las administraciones implicadas. Algunos ayuntamientos implicados se opusieron. Hace poco, el alcalde de Oviedo, Alfredo Canteli, propuso conectar la Senda del Oso con la de Fuso, con el fin de potenciarlas. Mientras tanto, la Senda del Oso languidece.

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