Según quién mire, ayer en la Junta triunfó "la Asturias del diálogo frente a la de la parálisis" o la de "la traición y el engaño". La primera frase es de Adrián Barbón, para celebrar la salvación de su primer proyecto de cuentas como presidente del Principado; la segunda, de la portavoz del PP, Teresa Mallada, para denostar la fórmula enrevesada que las ha sacado adelante. El jefe del Ejecutivo autonómico agradeció el apoyo de los grupos y los diputados que dan sustento a su proyecto, el respaldo de quienes a su juicio han identificado "la utilidad del voto", han sido "coherentes" después de ver sus propuestas en las cuentas y han elegido "la responsabilidad y la relevancia" frente a sus antónimos. No lo dijo, pero miraba de reojo a Podemos cuando aseguró que "ha quedado claro quiénes han querido influir, dejar huella en el futuro de Asturias". Una de las secuelas del "triunfo" socava las posibilidades de éxito de una alianza de la izquierda y separa más al PSOE de la formación morada. "Esperaba de los partidos que pensasen más en Asturias", añadió después de dar por cierto que "el Gobierno ha cedido", pero "a algunos esto del diálogo les queda grande", y de reafirmar su compromiso con las enmiendas pactadas con Ciudadanos.

Su análisis del futuro inmediato de sus antagonistas parlamentarios le dice que "no me gustaría estar en el papel de una oposición encadenada a Vox". Porque "parece", remató, "que es la extrema derecha quien marca el camino a la oposición política en Asturias".

Ha aprobado su Presupuesto, le dice de vuelta Mallada, "con sólo 22 votos a favor y dos abstenciones fruto de la traición y del engaño, de un apoyo velado de dos partidos muy débiles con una absoluta falta de coherencia". La portavoz popular concentró la diatriba en Ciudadanos y viendo abierta una puerta por donde reafirmar su vocación de referencia del centro-derecha resaltó que la actitud de la formación naranja "no tiene ni un argumento posible, no se puede justificar. Ha estado mintiendo radicalmente durante toda la negociación presupuestaria", añadió en referencia a la atribución a un fallo informático de la exclusión en el registro de la cámara de las enmiendas que Ciudadanos pactó con el PSOE o a la "decisión de abstenerse todo el grupo parlamentario. Es un partido del que no nos podemos fiar", reincidió. Su repetida porfía por el liderazgo de la oposición también lamenta que ayer "más de la mitad de las enmiendas del PP no han salido adelante porque se han abstenido Ciudadanos y un diputado de Foro, Adrián Pumares, y casi veinte no han sido aprobadas por la abstención de Ciudadanos, porque todos los grupos excepto PSOE e IU han votado a favor".

Con toda la intención, Mallada quiso hurgar en la herida incipiente que separa al grupo parlamentario naranja del municipal que comparte con el PP el gobierno del Ayuntamiento de Oviedo. Entre esas enmiendas parciales desbaratadas por la abstención de Ciudadanos están, resaltó Mallada, algunas de las de los populares para la capital, la de la demolición de los edificios del antiguo HUCA, la remodelación de glorieta Luis Oliver, la reforma del consultorio de La Manjoya o la pasarela intermodal entre las estaciones de tren y ferrocarril. Para esta obra, la enmienda de 500.000 euros del PP fue rechazada y "en cambio han votado a favor de la de Podemos, que sólo pedía 200.000".

En su turno de respuesta a la persistente demanda de "relevancia" que han recibido últimamente del PSOE e IU, la portavoz de Podemos, Lorena Gil, criticó el concepto estrictamente "formal" de la utilidad que emplean quienes les han incitado a participar en este Presupuesto y concluyó que "ser irrelevante sería sumarse sin aportar propuestas de calado". El proyecto que ayer salió del Pleno no es "continuista", corrigió a parte de la oposición, sino "timorato" y significa que Barbón "ha optado por la foto con la derecha rota, con dos organizaciones que han negociado estos Presupuestos con la única exigencia de que en el acuerdo no estuviera Podemos". Como quiera que censura la actitud de las organizaciones "cuya relevancia parece depender de los gestos en los pasillos de la Junta o de salir en una foto", ella insta a mirar ésta: "Barbón con dos formaciones conservadoras partidas por la mitad y una IU que se ha mostrado poco exigente con estas cuentas".

Reiteró la queja por la "respuesta insuficiente" que recibieron al paquete de medidas "sociales" que propusieron y remarcó que el PSOE "ya sabía que si no había un avance en esas medidas sociales nuestro voto iba a ser no". Para entonces, Ángela Vallina, portavoz de IU, ya había denostado la actitudes de "la destrucción sin alternativa o la destrucción como única alternativa" y había probado con el último intento de hacer "que sea normal en Asturias lo que es normal en España", en referencia al acuerdo PSOE-Podemos.

El que no conocía del todo era el de Ciudadanos, cuyo secretario de Organización, Sergio García, vio de pronto mucha propuesta no cumplida en la actitud del PSOE y en respuesta a los reproches del PP quiso hacerles ver que las iniciativas de los populares "han conseguido cero euros. Quien ha conseguido cosas beneficiosas para Oviedo ha sido Ciudadanos". Aconsejó a sus antagonistas del centro derecha "barrer su casa antes de hablar de la suciedad de la otra" y se reafirmó en la tesis del error informático que impidió el registro de sus enmiendas. Sostuvo además que el sentido de su voto ante el Presupuesto se decidió el viernes por la tarde tras escuchar a "los órganos internos del partido" y no pudo asegurar que hubiese unanimidad o mayoría significativa en el seno del grupo, o que no hubiera diputados que acataran a regañadientes, o que estuvieran dispuestos a dar la batalla ante la conminación de la gestora a cambiar y votar que no: "En un acto de debate hubo personas que estuvieron más o menos de acuerdo, pero eso lo dejaré para la discusión dentro del grupo".

Adrián Pumares (Foro) rechazó las acusaciones de traición -"lo que hago lo hago por convicción"- y reiteró que "mantuve desde el primer momento una postura que coincide con la del partido e Ignacio Blanco (Vox) interpretó que "el PSOE acaba destruyendo a tres partidos", sumando a IU a Foro y Cs, y recogió el guante lanzado por Barbón: "Somos la verdadera oposición, pero el Presidente no quiere hablar con todos".