Los pueblos del Valledor, en Allande, se despidieron ayer de lo viejo para dar la bienvenida a las cosas nuevas que trae el inicio de año con su tradicional mascarada de invierno: Os Reises del Valledor. Los once personajes que componen la comparsa sacaron sus máscaras, sus atuendos y sus ganas de diversión por los pueblos de Villalaín, San Salvador y Fonteta, donde sus vecinos les esperaban con las puertas abiertas y las mesas preparadas con viandas y bebidas para agasajar a la comitiva e intentar evitar que les hicieran de las suyas.

Las pillerías y trastadas son seña de identidad de Os Reises y ayer ni vecinos ni visitantes consiguieron librarse de ellas. Los gorros para protegerse del frío fueron un gran atractivo para los personajes que no dudaron en arrebatárselos a sus dueños y lanzarlos a las ventanas de las casas o a las ramas de los árboles. Los huertos de los vecinos también fueron objetivo deseado y alguno de ellos vio cómo se quedaba sin berzas.

"Cuando era pequeña les tenía mucho miedo, no sabía dónde esconderme", rememora la vecina de Villalaín Irundina Muñiz, que vivió alguna mascarada en su niñez antes de que la tradición desapareciese y ahora se muestra encantada de que Os Reises vuelvan a salir a la calle cada invierno desde 2009. "Nos presta que vengan, porque además traen a mucha gente acompañando a la comparsa y animan al menos un día, porque aquí el invierno es duro y aburrido", añade su hija Ana Ganso.

El objetivo de la mascarada es salir a pedir el aguinaldo. De recogerlo se encarga el personaje de la Gocha, el único que va sin máscara ya que es el encargado de dar la cara para presentarse ante los dueños de las casas y preguntar si pueden cantar. "Suelen darnos comida y bebida que voy metiendo en un saco y que a lo largo de la mañana tengo que descargar varias veces", explica Toño Abad, que en su niñez también vivió la tradición de Os Reises y recuerda el miedo que le daban.

Abriendo la comitiva va el Choqueiro, un ruidoso personaje que se encargada de dirigir a sus compañeros por el pueblo y en caso de que sea necesario de salir en su defensa. "Lo que más me gusta es hacer de rabiar a la gente, tirándoles algo, quitando gorros?", reconoce Héctor García, encargado de darle vida.

La comitiva se divide en los feos y los guapos, siendo los últimos los que tienen la responsabilidad de cantar y hacer bailar a sus vecinos para ganarse el aguinaldo. "Aquí venimos cuatro, cantaremos dos, denos el aguinaldo, señora, por Dios", es uno de los versos de la canción que entonan las Madamas, el Militar y el Valenciano.

"Los feos representan lo viejo, lo que ya pasó, la cosecha anterior, mientras que los guapos representan lo bueno, lo que está por venir. Además, los feos hacen trastadas y los guapos hacen cosas buenas", explica el Maragato, uno de los personajes feos que se encarga de hacer comer un trozo de nabo a cada uno de los asistentes. Entre los feos también está la Basoira, que con su escoba barre los pies a quien se le acerque; el Rodalo, que con su herramienta hace saltar la tierra por encima del público; o la Cardadora, que más discreta va cardando su lana.

"Es muy bonito de ver y muy divertido", apunta Loli Cachán, que se desplazó desde Boal para disfrutar de la fiesta por primera vez. Desde Villaviciosa se acercaron a conocer Os Reises Leticia García e Iván Prada que confesaban que el viaje había merecido la pena. "Nunca habíamos venido y nos parece que está muy gracioso", coinciden. Hasta de Madrid llegaron al Valledor algunas personas con raíces en la zona acompañados también por amigos, que como Elena Pérez vivieron por primera vez la fiesta. "Es algo sorprendente, llama la atención y nos lo pasamos muy bien", confiesa.

Os Reises terminaron su recorrido en Fonteta, con el parto de la Maragata y una comida para todos los asistentes. Además, hicieron entrega de su galardón "Choqueiro de Os Reises" a Jaime Izquierdo, comisionado para el reto demográfico del Principado Asturias, por su defensa difusión del mundo rural.