El secretario de Programas de Ciudadanos Asturias, Pedro Irún, ha trasladado por carta su dimisión. En un escrito remitido a los integrantes de su área de trabajo y a afiliados, Irún critica "la consideración que este partido tiene a sus órganos territoriales y al debate interno", a la vista de "los últimos eventos vividos por el partido en la comunidad autónoma".

aIrún considera que "con esa forma de entender su funcionamiento es complicado que haya espacio para la pluralidad". Y señala las dificultades para "atraer" y "retener" talento en el partido, como pudo comprobarse con la dimisión como diputada de la catedrática Ana Coto, tras romper la disciplina de voto y abstenerse en la votación del Presupuesto regional.

"Cabe preguntarse si un partido que es incapaz de escuchar y debatir puede ser útil para país, a la par que coherente con lo que se supone que representa", indica el ya dimitido secretario de Programas.

La carta, a la que ha tenido acceso LA NUEVA ESPAÑA, señala los malos resultados electorales nacionales y los últimos acontecimientos de Asturias como prueba de que "no se ha aprendido nada".

"Dimito, en definitiva, no porque haya perdido toda esperanza en que Ciudadanos pueda ejercer ese papel tan necesario, sino porque su estructura de funcionamiento y la filosofía que subyace tras ella lo hacen muy difícil", apunta en el escrito.

Esta es la carta completa de dimisión de Pedro Irún:

Tras un largo proceso de reflexión personal he decidido dejar mi cargo de secretario de programas de Cs Asturias.En los últimos eventos vividos por el partido en la comunidad autónoma se ha podido constatar la consideración en que este partido tiene a sus órganos territoriales y al debate interno. Con esta forma de entender su funcionamiento es complicado que haya espacio para la pluralidad, que sea posible atraer talento que enriquezca el trabajo del partido, y como tristemente hemos comprobado una vez más la semana pasada, retenerlo. Y más importante todavía, cabe preguntarse si un partido que es incapaz de escuchar y debatir puede ser útil para el país, a la par que coherente con lo que se supone que representa: una fuerza moderadora, con ánimo reformista y con la vocación de arrebatar al nacionalismo su influencia en la formación del gobierno de España.El resultado de la última cita con las urnas no parece indicar que el electorado estime que hayamos cumplido con esa labor, pero hechos como los acaecidos esta semana en Asturias dejan entrever que no se ha aprendido nada tras lo sucedido. En estos tiempos de polarización y debilitamiento de las instituciones, España necesita más que nunca una fuerza de centro que rompa la dinámica de bloques y tienda verdaderos puentes.Dimito, en definitiva, no porque haya perdido toda esperanza en que Ciudadanos pueda ejercer ese papel tan necesario, sino porque su estructura de funcionamiento y la filosofía que subyace tras ella lo hacen muy difícil. Es necesario atemperar la verticalidad, dar voz y legitimidad a nuestras estructuras, dar la bienvenida al debate sin sectarismos y entender la lealtad como algo más que un acatamiento ciego. Sólo así, escuchando y entendiendo a su propio partido, puede Ciudadanos volver a ser útil para sus votantes y para España.Desde luego, mi compromiso con la función reformista, constructiva y moderadora que Ciudadanos enuncia en su ideario se mantiene intacto, así como mi disposición, con mis limitaciones y disponibilidades, a contribuir a recuperar el mismo sin ninguna atadura orgánica como la que, pese a todo lo ocurrido, he estado orgulloso de ejercer y a la que he procurado corresponder con la mayor responsabilidad y dedicación.