La suma de trastorno del espectro del autismo (TEA) y discapacidad intelectual golpea más severamente a las niñas, que necesitan más atención y se encuentra en un mayor riesgo de exclusión social que los varones. Dos estudios realizados por investigadores de la Universidad de Oviedo (liderados por la profesora titular de Psicología Laura E. Gómez y que forman parte de la tesis doctoral de Lucía Morán) constatan la necesidad de revisar las prácticas dirigidas a mejorar la inclusión social de las niñas TEA con discapacidad intelectual. Se introduce, así, una variable desde la perspectiva de género. Garantizarles las mismas oportunidades de inclusión y participación social que el resto de los ciudadanos exige acciones específicas.

El Grupo de Investigación Reconocido sobre Discapacidad (GID) de la Universidad asturiana analizó si los niños y jóvenes con diagnóstico de TEA y discapacidad intelectual muestran peor calidad de vida que aquellos con solo discapacidad intelectual. Para ello se evaluó a 1.060 participantes con discapacidad intelectual de edades entre 4 y 21 años. El 26 por ciento de ellos también presentaba autismo.

El resultado del estudio comprobó que en los participantes de género femenino la evaluación sobre su calidad de vida arrojaba peores resultados. Las conclusiones "resultan relevantes para las organizaciones que desarrollan intervenciones dirigidas a la mejora de la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual, así como para el desarrollo e implementación de políticas públicas relacionadas con la discapacidad, en las que también deberían tenerse en consideración aspectos relacionados con el género", sostiene el equipo investigador.

A raíz de estos resultados, se llevó a cabo una segunda investigación para indagar sobre los mayores problemas de inclusión a los que se enfrentan las niñas. Con una muestra de 420 participantes con TEA y discapacidad intelectual, se constató que las niñas participan menos en actividades inclusivas, realizan menos actividades de ocio en la comunidad y disfrutan con menor frecuencia de vacaciones en entornos inclusivos. Los estudios del proyecto de investigación cuentan con financiación del Ministerio de Economía y Empresa y la tesis ha sido financiada por la Consejería de Educación del Principado.