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JOSÉ MANUEL PÉREZ FERNÁNDEZ | Letrado del Tribunal Constitucional y profesor titular de la Universidad de Oviedo

"Habría que darle una vuelta a la legislación para abordar los nuevos retos urbanísticos"

"Antes solo se pensaba en crecer y ahora estamos en el proceso contrario: hay menos población y las unidades familiares son más pequeñas"

José Manuel Pérez, ayer, en Oviedo. LUISMA MURIAS

José Manuel Pérez Fernández es letrado del Tribunal Constitucional y profesor titular de Derecho Administrativo de la Universidad de Oviedo. El jurista participó ayer en el Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA) en el estreno de las jornadas "Perspectivas de la legislación del suelo en el Principado de Asturias", coordinadas y moderadas por Javier Junceda.

- Cada vez es más frecuente que los planes urbanísticos sean tumbados en los tribunales. ¿Urge cambiar la legislación?

-Sí, pero no solamente porque haya problemas judiciales, que los hay. Sobre todo, de forma, ya que tramitar un plan urbanístico es algo bastante complejo. Sin embargo, no creo que este sea el motivo principal por el que haya que modificar la legislación urbanística.

- Entonces, ¿por qué otros motivos habría que cambiarla?

-Fundamentalmente, porque ya pasaron, creo, dieciséis años desde que se aprobó el famoso TROTU y los problemas urbanísticos que tenemos hoy en día son diferentes a los que teníamos cuando surgió esta legislación. Además, no solo en Asturias, sino en todo el territorio, se vienen aplicando soluciones técnicas que son casi las mismas que en los años cincuenta del siglo pasado. Es necesario reflexionar y reactualizar esas técnicas para afrontar los problemas que tenemos en la actualidad.

- ¿Cuáles son?

-Piense que el urbanismo estaba pensado fundamentalmente para crecer y ahora estamos en un proceso totalmente contrario. En Asturias tenemos nuevos desafíos. Por ejemplo, el envejecimiento de la población va a exigir que haya nuevos espacios accesibles y generará problemas de vivienda. No podemos seguir con la solución de suelo público para construir residencias de mayores; eso es insostenible. Por otro lado, la unidad familiar ha cambiado y, sin embargo, se sigue construyendo como si fuésemos familias grandes. Hay más cosas. Aunque la gente piense que siguen faltando viviendas, tenemos muchas vacías, desocupadas o abandonadas. Nos encontramos, por tanto, con un problema de gestión del patrimonio muy importante. No solamente es construir, sino actualizar o renovar lo que existe.

- ¿Apuesta por una reforma integral del reglamento?

-Habrá que usar de la legislación existente lo que tenga utilidad y para otras cosas habrá que pensar cambios. Por ejemplo, hay que simplificar la tramitación de los planes urbanísticos y diseñarlos en función de la escala territorial. No es lo mismo para Gijón u Oviedo que para muchos concejos que apenas llegan a los mil habitantes y que a veces ni siquiera tienen capacidad para afrontar esa ordenación. Hay que contemplar también otros temas, como recoger en una parte del plan estratégico por qué tipo de desarrollos apuesta la ciudad, aunque sin entrar en detalle, porque las circunstancias cambian. En otra parte del plan se pueden regular operaciones concretas de renovación o mejora. En resumen, hay que darle una vuelta a muchas cosas porque llevamos funcionando con un modelo que tuvo su razón de ser pero que ahora no se ajusta a la realidad que tenemos y que previsiblemente tengamos en los próximos quince o veinte años.

- En cuanto a planes urbanísticos, el ejemplo más paradigmático es el de Llanes...

-Sí, hubo problemas sucesivos de tramitación, con conflictos judiciales que han paralizado la propia ordenación urbanística de un concejo que tiene su importancia desde el punto de vista residencial turístico. ¿Ese tipo de conflictos qué generan? Pues inseguridad jurídica a los propietarios, a los promotores y a la propia Administración. Llanes demuestra la complejidad que hay en la elaboración de un instrumento como es el Plan General.

- De todas formas, no es un problema único de Asturias, ¿verdad?

-Claro, el urbanismo siempre va acompañado de problemas. Tenemos el caso paradigmático de Marbella, en el que tuvo que intervenir el Estado ante el caos que había en el Ayuntamiento.

- Comentaba anteriormente que habría que iniciar una reflexión. ¿Cuándo?

-Creo que antes de seguir haciendo reformas parciales de la legislación que tenemos, hay que reflexionar. La realidad socioeconómica es la que es y tenemos retos a corto, medio y largo plazo. Hay varios instrumentos para afrontarlos y uno de ellos es la gestión del territorio. Tenemos que pensar cómo queremos que sea Asturias y cómo quiere ser cada concejo. Yo creo que, antes de poner en marcha cualquier proceso de reforma, es necesario debatirlo. Y que de ese debate público salga un instrumento no solo al servicio de las administraciones, sino de toda la ciudadanía.

- Aparte del envejecimiento y la sangría demográfica, ¿qué otros retos habrá que abordar?

-Si pensamos en la franja litoral, tenemos el reto del cambio climático, que va a tener sus consecuencias en estos territorios. En esta zona está también la presión que ejercen los usos de tipo turístico residencial, que pueden llegar a hacer un monopolio y generar una presión urbanística excesiva cuando tenemos una de las costas mejor conservadas de España. Si cogemos el área metropolitana, más allá de la polémica de cómo se gestiona, tenemos el problema del envejecimiento, de la actualización del parque de viviendas... Y si vamos al interior, vaciamiento de población y de actividad económica... Hemos declarado muchos espacios naturales protegidos, que establecen limitaciones urbanísticas para algunas actividades. Hay muchas cuestiones que analizar.

- ¿Cómo resolvemos el consumo excesivo del suelo?

-Ese es otro debate. Tenemos que decidir si es mejor ocupar poco espacio o si es mejor la baja densidad con viviendas unifamiliares que se vayan extendiendo por todo el territorio hasta colmarlo. Además, en Asturias tenemos los núcleos de población dispersos. Todo eso hay que estudiarlo.

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