El vino se llama "Pujanza". Y como el remitente es la Federación Asturiana de Empresarios, llamada FADE, y la FADE viene de pegarse con el Principado por la pujanza que unos ven y otros menos en la reciente evolución del Principado, podría llegar a interpretarse que el regalo de Navidad contiene, además de vino, algún mensaje oculto para espectadores perspicaces. El problema es que la "pujanza", esta "pujanza", viene de La Rioja. No será este humilde gacetillero quien contradiga la secular y bien ganada nombradía de los caldos riojanos ni su maridaje con lo más suculento de la mesa navideña, pero no me negarán que con lo que la patronal y el Gobierno han discutido últimamente sobre la pujanza de Asturias el obsequio y su procedencia dan para unos cuantos chascarrillos muy recomendables para la digestión del roscón de Reyes.
Recordarán que a la patronal no le gustó el proyecto de Presupuesto del Principado, otra vez, y que redifundió un vídeo en el que cuestionaba el retraso en la puesta en servicio de las principales asignaturas pendientes de las infraestructuras asturianas, en el que se preguntaba si en esas circunstancias un inversor tipo elegiría Asturias para ponerla a vivir. Se acordarán de que el Gobierno activó entonces la maquinaria de respuesta y que Adrián Barbón Rodríguez, el nietu Lala, se lanzó de palabra contra la cofradía del "lamento permanente" e invitó a romper con el flagelo de la esperanza el "cerco de la decadencia". Ignoro si en esas circunstancias el presidente del Principado habrá recibido con los mejores deseos de la FADE la "pujanza" de La Rioja.
