A F. R. Ll. le acababan de mandar un vídeo de un atraco por Whatsapp. Era la última hora de su turno en la gasolinera de San Roque del Acebal (Llanes) y todo, como en un lunes normal de invierno, estaba tranquilo. Su compañero acababa de ausentarse al servicio y él visionaba en su móvil aquel vídeo en el que, a punta de pistola, se cometía un robo en un establecimiento comercial de Estados Unidos. De pronto, F. R. Ll. levantó la vista al escuchar cómo se abría la puerta automática de la estación de servicio en la que trabaja desde hace años. El que entraba era un "tipo de 1,70, aproximadamente, y de complexión fuerte" que llevaba puesto un gorro negro.

No logró verle la cara porque, al tiempo que entraba en el local de la gasolinera, se subía una braga que le cubrió hasta dejar visibles solo sus ojos. El trabajador pensaba que era una broma cuando aquel hombre le dijo que le diera todo lo que tenía. No le hizo caso, de hecho. Hasta que el recién llegado sacó de su mochila "un cuchillo de importantes dimensiones" y repitió con más contundencia la frase que había dicho en su bienvenida: "Dame todo lo que tengas o te rajo". F. R. Ll. levantó las manos y puso sobre el mostrador todo el dinero que había en la caja. "No había demasiado, nunca lo hay porque hacemos varias retiradas al día y aquí se paga mucho con tarjeta", asegura el trabajador. Según la Guardia Civil, el caco logró llevarse unos mil euros. Cuando el atracador guardó en una mochila todo el dinero que había se marchó al tiempo que iba cayéndosele la braga que le cubría el rostro. "No era un profesional, claramente", asume F. R. Ll.

Justo cuando la puerta se accionó para abrirse y dejar salir al atracador, el compañero salió del servicio. "Es que el atracador no estuvo ni cuarenta segundos aquí", decía ayer la víctima del asalto. Este instó al compañero a salir corriendo para lograr ver en qué se iba o qué dirección tomaba el atracador. "Tenía el coche, o creemos que era un coche, en la otra parte de la carretera (N-634). Se montó en el coche, yo creo que entró por la puerta del piloto, y se marchó sin encender las luces", rememora. En su huida, "salió a la carretera a oscuras y casi choca con un coche que venía de frente" porque ninguno de los dos se percató de la presencia del otro.

El trabajador cree que el atracador "observaba desde hacía un rato desde la antigua gasolinera la tienda acristalada y esperó a que estuviera solo para entrar". Finalmente, "no fue más que un robo", evidencia F. R. Ll., que, por la tarde, contaba las horas para que llegara la noche, en la que "encima me toca cerrar solo". Y ayer lo hizo tras el gran susto de la noche anterior.