En su condición de heredero, el presidente del Principado actualiza la vigencia del legado de la construcción autonómica y entrando y saliendo de la máquina del tiempo concluye que "nuestros mayores lo hicieron bien". Que "a nosotros nos toca volver a hacerlo bien en otro momento de cambio". Se presentaba el libro colectivo "Relatos de la preautonomía", que edita el Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA) y recopila las aportaciones de distintos autores a la remembranza de los albores de la edificación de la autonomía asturiana al cumplirse -en 2018- 40 años del arranque del proceso, y Adrián Barbón aprovechó para reivindicar la validez de aquellas "herramientas" para desbrozar el complejo escenario del siglo XXI.

"No estoy haciendo un paralelismo con la situación actual", aclaró Barbón justo antes de reseñar que en esta "otra etapa de transformaciones, llena de desafíos, pero también de expectativas", vuelven a ser "de nuevo el diálogo y el consenso las herramientas adecuadas para construir esa nueva y mejor Asturias". Se trata, remata, de que "una vez más, y todas las que hagan falta, la audacia, las ideas y las ganas de futuro vuelvan a vencer al miedo al cambio y a los profetas del desastre".

Yendo y volviendo desde esta región de 2020 hasta la que edificó en 1978 la solución transitoria del Consejo Regional de Asturias y en 1981 el Estatuto de Autonomía, Barbón actualizó las enseñanzas del proceso hasta la deducción de que "en 40 años de desarrollo autonómico se habrán cometido errores, pero el balance global es positivo. No podemos separar el desarrollo y la calidad de nuestro estado de bienestar de la existencia de la autonomía".

Ante un auditorio que mezclaba dirigentes en ejercicio e históricos, el síndico mayor de la Sindicatura de Cuentas, Roberto Fernández Llera, habló en su papel de coordinador del libro de cómo los diez diputados y cuatro senadores que integraban el Consejo Regional tuvieron que diseñar las reglas del juego con la partida en marcha, o de cómo "con más voluntad que dinero se eligió bien, se hicieron varias cosas a la vez y casi todas de la mejor manera posible". Fernández Llera retomó la sentencia de Ortega y Gasset sobre los asturianos, que "se sienten región, pero no se saben región", y la apostilla del primer presidente del Principado, Rafael Fernández, cuando pidió "un esfuerzo colectivo" para reformar un panorama en el que "nuestro regionalismo es claro cuando estamos fuera; dentro, la cosa es ya de un localismo feroz". El Síndico Mayor terminó festejando cuatro decenios de "esplendor democrático, afirmación autonomista y radical transformación económica y social" y adelantándose a 2021, cuando el cuadragésimo aniversario sea de la aprobación del Estatuto y "quizá estemos, o no, en pleno proceso de reforma. Será un tiempo propicio para la reflexión y evaluación del futuro".

El libro que ayer se presentó compila reflexiones hechas en buena medida en un ciclo de charlas del RIDEA. El presidente de la Junta y autor del epílogo, Marcelino Marcos Líndez, rememoró el "no va a ser fácil" de Rafael Fernández con el que comenzó su andadura el órgano preautonómico y acabó con la certeza de que "el Estatuto de Autonomía trajo progreso y avances democráticos y sociales, pero muchos problemas persisten; por eso la política y los políticos continuamos siendo más necesarios que nunca".